Unos días antes de que este fin de semana se estrene en España la cinta hispano-ecuatoriana Asier y yo, uno de sus protagonistas ingresaba en prisión incondicional sin fianza. La noticia de la detención de Asier Aranguren Urroz dentro de un operativo de la Guardia Civil para desmantelar la "única estructura activa de la organización terrorista ETA en estos momentos" ha marcado la exhibición del filme por vez primera en 14 salas del territorio ibérico (una en Madrid, dos en Barcelona y el resto en el País Vasco).

La trama del documental co-producido por Doxa Producciones y Cineática Films, con la ambateña Gabriela Calvache al frente, aborda la relación entre uno de sus directores, el actor Aitor Merino, y Aranguren (alias Elkorreta), su amigo desde la infancia, quien decidió integrarse en ETA y en 2003 fue arrestado en Francia. Cumplió condena y, ahora, acaba de entrar otra vez a la cárcel.

La directora de la cinta Amaia Merino reconoce que aún no salen de su "asombro y perplejidad" por lo ocurrido.

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El estreno no solo coincide con la detención de quien inspiró la historia sino con una serie de acontecimientos que han puesto al tema del terrorismo en las portadas de los medios de comunicación en estos días. Uno de ellos tiene que ver con la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo de derogar la denominada doctrina Parot adoptada por el Tribunal Supremo en 2006.

Esto se tradujo en la liberación de decenas de presos de la banda terrorista con la consecuente protesta de los colectivos de víctimas. También en Bilbao se realizó una masiva manifestación demandando una nueva política penitenciaria para los etarras que permanecen tras las rejas.

Pese al complejo escenario, Merino piensa que "a pesar del dolor por la detención es un buen momento para presentar la película". Lo que busca, en su opinión, es "tender puentes de entendimiento, motivar el diálogo y generar preguntas".

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La cinta se alzó con el premio Irizar al Cine Vasco en la última edición del Festival de Cine de San Sebastián lo que facilitó que una distribuidora se interesara en difundirla. No ha sido una tarea fácil. "Nos hemos encontrado con exhibidores que no querían ni verla y eso habla del grado de polarización que existe sobre el tema", sostiene la directora.

Esta historia que, según sus responsables "no trata de convencer de nada a nadie y solo traslada una experiencia", llegará a Ecuador en mayo.