Hoy, cuando se acaba una de las telenovelas con más audiencia de la cadena ecuatoriana Ecuavisa, Avenida Brasil, –que será reemplazada mañana por Insensato corazón, otra superproducción brasileña–, nos hace pensar en la popularidad que han tenido los títulos producidos por Globo, un gigante de las telenovelas a nivel mundial.Bellas herederas, huérfanos y asesinos almuerzan en la misma mesa en la inmensa “fábrica de sueños” de esta cadena de televisión, en la periferia de Río de Janeiro, donde se producen las telenovelas que cautivan a más de 50 millones de brasileños y mucho otros millones que las miran en el extranjero.Tiene el mayor centro de producción televisivo de América Latina (llamado Projac), ultramoderno, situado en Jacarepaguá, a 28 km del centro de Río, y sus decoraciones de yeso y cartón de impresionante realismo se extienden por 165 hectáreas de antiguas tierras agrícolas, rodeadas de colinas y de exuberante vegetación tropical.Unos 300 vehículos eléctricos permiten desplazarse en esta miniciudad alimentada por una central eléctrica a gas, donde diariamente trabajan unas 7.000 personas.Así, es posible recorrer una calle del Brasil de los años 1940 o escenarios con estilo moderno, dependiendo de la telenovela que se filme.Además, los objetos utilizados en la filmaciones se conservan preciosamente conservados, sobre todo los 180.000 disfraces ordenados por época y colgados en un gigantesco guardarropas.Las telenovelas, que duran de seis a ocho meses y se emiten seis días por semana, dan inmensa notoriedad a sus actores, mejor pagados que en el cine. Dictan muchas veces la moda y hasta la manera de hablar de la gente, que adopta las expresiones de algunos personajes.“Globo alcanza 99% del territorio brasileño mientras que un filme, cuando es exitoso, es visto solo por un millón de personas”, dice el protagonista de la novela Joia Rara (Joya rara), Bruno Gagliasso, de 31 años, confirmando el poder de la televisión en este país de 200 millones de habitantes.Pasión, traición, venganza y codicia se entremezclan en las telenovelas, en cuyos rodajes muchas veces nacen verdaderas historias de amor, como es el caso de Murilo Benicio, de 42 años, y Débora Falabella, de 34, protagonistas de Avenida Brasil (estrenada en Brasil en el 2012, rompiendo todos los récords de audiencia), quienes replicaron en la vida real su romance de ficción.Inaugurado en 1995, el complejo de Projac comprende 65 hectáreas construidas y otras 100 reservadas a la reforestación de la selva tropical atlántica, en vías de desaparición. La producción de las telenovelas se concentra aquí: Desde el rodaje y la fabricación de decorados, disfraces y efectos especiales, hasta los estudios de grabación -cuatro de ellos de 1.000 m2 cada uno - y las salas de edición.“Producimos más de 2.500 horas de programas y telenovelas por año, un récord mundial”, declara Raphael Correa Netto, director de ventas internacionales de Globo, quien agrega: “En 2012, Globo comercializó 59 productos, el equivalente de 25.000 horas de contenido en 33 idiomas (mandarín, ruso, croata, húngaro, mongol y coreano, entre otros) para 92 países. En el primer semestre de 2013, se comercializaron 42 títulos para 123 países”.Los derechos de difusión de la telenovela estrella de las 21:00, 'Avenida Brasil', espejo de los 40 millones de brasileños que accedieron recientemente a la clase media, fueron adquiridos por 124 países, entre esos Ecuador, en los últimos diez meses y ha sido doblada a 17 idiomas, un récord de derechos de la historia de Globo, según Netto.¿La clave de este éxito? Una buena historia en base a temas universales donde todos los grupos étnicos y sociales están representados, que varía en función de las expectativas del público y la actualidad.Las colosales producciones, de 180 a 200 episodios, tienen un costo de 700.000 reales ($ 306.000) cada una, según Netto, aunque se amortizan por la publicidad y la comercialización de productos derivados.