Cada vez que los alumnos del dramaturgo José Martínez Queirolo (Pipo) pisan el escenario mantienen encendida la llama del teatro, tal y como se lo prometieron la noche anterior a su fallecimiento, en un cuarto de hospital.

“Veo a nueve personas, eso significa que habrá nueve grupos de teatro” son las palabras que recuerda Gabriel Gallardo, amigo y alumno del desaparecido artista. Él se desempeña como director del Grupo de Teatro Katharsis de la Universidad Politécnica Salesiana.

“Yo hago teatro desde pequeño, pero con Pipo me enamoré de las tablas. Él te transmitía una disciplina de convicción y amor teatral. Gracias a él, a sus obras, hoy puedo vivir de lo que me gusta”, enfatiza Gallardo, quien ha presentado varias obras en Microteatro. También ha estado en televisión.

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Con la voz firme y la mirada fija en un libro que le regaló Pipo, Benicio Fuentes expresa que, para él, Martínez Queirolo representó un desafío. “Pipo me ponía retos. El mayor fue después de su muerte: ser director del grupo de teatro que él dirigió por casi 20 años en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol)”, agrega.

Fuentes denominó al grupo JMQ-Espol en honor al dramaturgo y llevó sus propuestas escénicas a festivales de teatro internacionales en Argentina y Colombia. En estos países, asegura, se enamoraron de la denuncia social que en ellas se transmitía.

Denisse Córdova, exalumna de Martínez Queirolo, sonríe al contar que era tímida y poco sociable hasta que pisó un escenario. “Él me ayudó a superar mis miedos a través de la actuación. Ahora no puedo estar sin actuar”, comenta la actriz, que desde entonces evolucionó en su carrera. En el Centro Cultural Sarao incursiona también en la danza contemporánea.

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“Pipo defendía el derecho de los artistas de cobrar por lo que hacen”, sostiene Andrea Cárdenas, actriz de teatro y de comerciales de televisión. Ella protagonizó la obra teatral Los enamorados, bajo la dirección de su maestro, Pipo.

Además de constar en las fotos del libro post mortem, Teatro Obras Completas, como los alumnos con los que el dramaturgo representó algunas de sus obras, estos cuatro teatreros han ganado su espacio en el medio artístico guayaquileño.

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Ana Julia Rugel, a quien en vida Pipo nombró como custodia y representante de su legado artístico, dice sentirse alegre al ver que las enseñanzas y el talento de su amigo no solo se pueden observar en los doce libros que publicó, sino en la generación de actores que dirigió hasta al último día.

“En honor a mi Pipo hice los trámites para que una escuela de educación básica en el sur de la ciudad llevara su nombre”, manifiesta Rugel.

Antonio Santos, coordinador de eventos de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, fundó el Festival José Martínez Queirolo. Este año se hará su octava edición. Se prevé efectuarla el próximo 10 de septiembre. Algunos de los alumnos de Pipo actuarán. (F)

Me niego a salir del país, lo más lejos que he llegado ha sido a Ipiales. Prefiero que mis obras lo hagan por mí. Ellas, mis hijas, que den la vuelta al mundo”.José Martínez Queirolo, Dramaturgo