En la educación de los niños, determinar los límites puede ser más importante de lo que parece, un niño caprichoso no nace con esa conducta, la adquiere cuando los padres no dicen ‘no’ en el momento indicado.

Ejercer la autoridad, incluso, depende de padre y madre, como lo explica la psicóloga Victoria Silva, pues señala que si uno da una orden al menor, el otro debe respetarla y no desautorizarlo, sobre todo delante del niño.

Que el hijo desarrolle este tipo de conductas dependerá de cómo los mayores respondan a sus primeros berrinches, que por lo general se dan a corta edad, dos o tres años. “Cuando ellos quieren algo y no se lo dan su primera reacción es llorar, si para que deje de hacerlo, el adulto accede y le da lo que desea, lo volverá a hacer, y entonces la siguiente reacción será un berrinche, así se forma un niño caprichoso”, asegura José Luis López, psicólogo clínico.

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Ceder a todo lo que ellos quieren es un error, advierte, las criaturas desconocen el valor de las cosas y siempre querrá más, en ese sentido puede desarrollar esa actitud hasta la adolescencia e incluso la adultez.

Algunas de las características de estos comportamientos son la manipulación, ya sea de forma verbal o física; solo piensa en sí mismo, no cumple con tareas encomendadas o las hace sin esforzarse, es desafiante ante los padres, son intolerantes a la frustración, considera normal su rabieta, y todo empieza por un simple llanto, pero de adulto puede llegar a causarle serios problemas personales, ya sea en el entorno laboral o social.

Decirles ‘no’ en el momento acertado, corregir su conducta inadecuada, no solo evitará que sea caprichoso, también formará su carácter, su personalidad.

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López recomienda a los padres evitar sobreprotegerlos y darles siempre todo lo que quieren, no resolverle sus problemas, enseñarle a superarlos solo, inculcarles responsabilidad y paciencia.

Es importante identificar cuando un hijo es caprichoso para luego corregirlo, en caso de tratarse de un caso grave, es aconsejable acudir a un especialista.

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Darle a un hijo todo lo que quiere para que no llore o no haga una rabieta, no es demostrarle que lo quiere, al contrario, si hace eso es porque no le preocupa su futuro, cómo crecerá... tiene que enseñarle el valor de las cosas, y que con berrinches no obtendrá lo que desea, concluyó el especialista. (F)