¿Por qué algunas personas pueden disfrutar de una taza de café justo antes de irse a la cama y dormir a pierna suelta, mientras que otras permanecen despiertas durante muchas horas?

Un nuevo estudio sugiere que quizá los genes sean la respuesta. “Cada uno de nosotros podría responder potencialmente a la cafeína de forma distinta", comentó Marilyn Cornelis, profesora de la Universidad de Northwestern, en Chicago quien encontró que las variantes genéticas vinculadas con unos niveles más bajos de sustancias químicas de la cafeína (que sugieren un metabolismo más rápido estas) son las mismas variantes vinculadas con unos niveles más altos de consumo de café. (F)