Cuando Carlos Gardel estaba en el cénit de su carrera, sus admiradores solían congregarse ante los ventanales de su casa de Buenos Aires con la esperanza de oírlo ensayar. Hoy quienes siguen adorando al ícono del tango pueden volver a deleitarse con su voz, esta vez adentro de la misma residencia.

No tienen más que escuchar 893 grabaciones de la carrera de Gardel, la mayor parte de su repertorio, por primera vez al acceso del público en la casa que habitó el astro en los últimos años de su vida.

El Museo Casa Carlos Gardel, inaugurado en 2003 y remodelado en junio por la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico, también incorporó documentos sobre momentos clave de la vida del cantante así como imágenes inéditas de sus últimos días.

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La exhibición se adentra en la vida del cantante a partir de su llegada a Argentina siendo un niño y hasta su muerte el 24 de junio de 1935, cuando el avión en el que viajaba durante una gira artística se estrelló en un aeropuerto colombiano. El embajador del tango en el mundo tenía entonces 44 años.

La vivienda, que Gardel adquirió en 1926, está ubicada en el barrio del Abasto, una de las zonas más tangueras de Buenos Aires en cuyos cafetines actuó el cantante.

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Allí dio entrevistas, celebró encuentros con amigos y vivió con su madre, Marie-Berthe Gardes, quien tras el deceso de su hijo continuó habitando la casa de patios interiores, ventanales que daban a la calle, terraza y balcones enrejados, que con los años sufrió transformaciones al pasar por distintos dueños.

“Tenía un gran piano donde ensayaba sus composiciones. Se reunían los músicos que lo acompañaban y había reuniones continuas de amigos para los que cocinaba su madre”, dijo a The Associated Press Carlos Koffman, director del museo.

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“Los testimonios recogidos en libros recuerdan que los vecinos del barrio se reunían en la vereda ante las ventanas cuando escuchaban la voz de Gardel entonando sus canciones o estudiando las nuevas obras que tenía que grabar”, agregó.

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Según Koffman, la propuesta curatorial que diseñó busca destacar la talla profesional de Gardel, quien era capaz de “asimilar toda la información artística que recibía en el ambiente musical de su época y traducirla con mucha inteligencia hasta lograr en 1917 la forma del tango canción”, una “concepción musical muy diferente” a las que se acostumbraban y “que trataba, por ejemplo, el drama de un hombre solo, abandonado por la mujer amada”.

Con el tango canción “pintó mejor que nadie el sentimiento de tantos personajes de su tiempo y los paisajes de su ciudad, Buenos Aires”, sostuvo el director del museo.

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La sala inicial se adentra en los primeros años del artista —cuyo verdadero nombre era Charles Romuald Gardes —, su ciudad natal (Toulouse) y su llegada a Argentina. En el espacio se exhibe por primera vez una copia autenticada de la partida de nacimiento del cantante que indica que nació el 11 de diciembre de 1890 a las 2 de la madrugada en el Hospicio de Saint Joseph de la Grave, como hijo de padre desconocido. El documento fue suministrado al museo por la municipalidad de Toulouse.

Entre las 893 grabaciones recogidas en otra sala figuran dos versiones de "Mi noche triste", el tema con el que el artista inauguró el tango canción. Un registro es de 1917 y el otro de 1930. “Hay una diferencia muy grande”, señaló Koffman. “El primero es el de un tenor y el otro el de un barítono".

Otra sala está dedicada al éxito internacional de Gardel, quien a fines de 1933 emprendió una gira por América Latina, interrumpida por su muerte. Antes de viajar dejó un testamento del cual hay una copia expuesta. Según Koffman, “es importante porque él aclara que su nombre verdadero era Gardes y que deja todo su patrimonio a su madre”.

El museo también cuenta con imágenes inéditas de la Fundación de Patrimonio Fílmico Colombiano que muestran a Gardel en distintos tramos de su gira por Colombia, días antes de su muerte, acompañado de damas bogotanas y admiradores.

En otras imágenes del Archivo General de la Nación de Argentina se observa la llegada de sus restos al puerto de Buenos Aires en febrero de 1936, su multitudinario velatorio en el estadio cubierto Luna Park y su descanso final en el Cementerio de la Chacarita.

Asimismo, se proyectan los primeros cortometrajes sonoros del artista y las producciones que realizó para el sello Paramount.

“Es muy interesante visitar la casa donde vivió y que los niños sepan que existía otra música. Eso no se ve ahora... La expresión de amor como la de él”, dijo a The Associated Press la turista colombiana Siomara Gordon.

Por su parte, el estudiante de medicina argentino Mariano Herrera señaló que la vivienda transporta a “la Buenos Aires pasada... y aquellos años dorados” en los que se gestó unos de los mayores mitos de Argentina.

“Gardel hasta el día de hoy es un grande y lo sigue siendo a lo largo del tiempo”, afirmó. (I)