El arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, quien fue asesinado por un escuadrón de la muerte, será canonizado en una ceremonia en el Vaticano el 14 de octubre, una decisión que desilusionará a muchos que esperaban que el defensor de los derechos humanos fuera convertido en santo en Centroamérica.

Romero, una figura latinoamericana que se dedicó a la protección de los pobres en un país violento, fue asesinado por ultraderechistas en 1980. Su camino a la santidad se había estancado con los dos papas anteriores a Francisco, por preocupaciones por las interpretaciones políticas.

Sin embargo, el Papa argentino, que ha hecho de la defensa de los oprimidos un pilar de su pontificado, revivió el proceso.

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Romero fue declarado beato de la Iglesia en 2015 en San Salvador.

El cardenal José Gregorio Rosa Chávez de El Salvador y otros obispos habían pedido al Papa en una carta que celebrara la canonización en El Salvador, o en enero en Panamá durante un encuentro de jóvenes.

El difunto Papa Pablo VI también se convertirá en santo en la misma ceremonia, junto con dos sacerdotes y dos monjas, dijo el Vaticano en una declaración después de que el Papa Francisco y un consejo de cardenales votaron las canonizaciones.

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Pablo VI, quien dirigió la Iglesia Católica Romana desde 1963 hasta su muerte en 1978, será el tercer papa que Francisco convierte en santo después de Juan XXIII y Juan Pablo II.

El fallecido pontífice Pablo VI es conocido por su controvertida encíclica Humane Vitae (De la vida humana), que incluyó la prohibición de la Iglesia al control artificial de la natalidad. (I)