Investigación, paleografía, clasificación son algunos de los conocimientos que debe tener un historiador. Y es que estos profesionales –valga la redundancia– son los guardianes de la historia y son los encargados de mostrar tal y como fueron y son los hechos más importantes de un país, un personaje o una entidad. Algunos conocedores consideran que en Guayaquil el interés por esta carrera se ha limitado solo a la formación de docentes y se ha dejado de lado el impulso a investigadores.

“No podemos comparar la tarea de un docente de Historia con la de un historiador”, refiere Jenny Estrada, quien ha desempeñado su labor investigativa en torno a la música y las tradiciones locales.

Señala que el docente trabaja en sujeción a  programas  de estudio predeterminados, que debe cumplir en lapso establecido. “Mientras, el historiador vocacionalmente inclinado a su tarea no puede sujetarse a plazos ni esquemas predeterminados, cuando un tema nos apasiona no calculamos esfuerzos ni horarios ni ganancias”.

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El secretario del Capítulo Guayaquil de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, Ángel Emilio Hidalgo, considera que “no se puede ser historiador sin asumir un enfoque crítico de la realidad social, pues un   historiador es ante todo un intelectual, un pensador, y estos siempre se convierten en voces cuestionadoras de su tiempo”.

En el Ecuador existen tres instituciones de educación superior donde se puede seguir una carrera de Historia y todas están en la capital: una de tercer nivel (PUCE) y dos de cuarto nivel (Universidad Andina Simón Bolívar y Flacso), lo que corrobora que Quito sigue siendo la ciudad donde se forman los historiadores ecuatorianos, manifiesta Hidalgo.

Para la directora del área de Historia en la Universidad Andina Simón Bolívar, Rocío Rueda, esta ausencia de universidades formadoras de historiadores “responde a la poca demanda de esta carrera, lo que está directamente vinculado a la ausencia de fuentes de trabajo. A la sociedad no le interesa invertir en espacios que generen cultura y en donde la historia es un componente fundamental”.

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Pese a la falta de entidades especializadas en su formación, hay quienes básicamente son autodidactas. (F)