Los pies son tan delicados que no nos damos cuentas que a veces los sometemos a una presión constante por el calzado o por las largas horas que pasamos de pie, y no le damos los mimos que necesitan.
Si no los cuidamos como se debe, puede salirte callos que afean tus pies y las callosidades tanto en los dedos como en los talones es más que un problema estético y más cuando llevamos sandalias o los pies al descubierto.

Precaución
Ten en cuenta los siguientes detalles para evitar las callosidades: No usar zapatos apretados o de punta. Usa un protector de callos para evitar el maltrato de la piel. Lijar la región después del baño. Frotar aceite de ricino o de castor sobre los callos dos veces al día.

Lo que no debes hacer
Es normal que quieras desaparecer el callo, pero jamás frotes a lo loco por tratar de eliminarlo de un jalón o con herramientas agresivas, solo puedes lastimar tu piel o incluso provocarte un problema más serio, como una infección. Por ello, debes ser prudente, ten en cuenta que la eliminación de callos y asperezas es un proceso largo que lleva por lo menos unas cinco o seis semanas, así que ten paciencia.

el AJO es el secreto
Para prevenir los callos, el ajo es una gran opción. Coger un diente de ajo y una cucharada de aceite de oliva.
Mezcla los productos hasta que obtengas una pasta espesa. Aplica la crema sobre el callo. Cúbrelo con un esparadrapo y deja actuar toda la noche.

Sal en grano
Como ritual quincenal, sumerge tus pies en una tina con agua tibia. En la misma tina agrega media taza de sal de grano y media taza de vinagre blanco. Deja tus pies en remojo por unos 10 minutos, y después frota suavemente las asperezas con la piedra pómez.

Usar piedra pómez
Durante tu baño diario usa una piedra pómez y talla las zonas donde hay callosidades y asperezas, pero constante, de ahí que lo ideal es que lo hagas a diario. Después, no olvides aplicar crema humectante e hidratante, esto contribuirá a suavizar las asperezas.