Los primeros días de junio de 1990 Ecuador estaba muy interesado y entusiasmado por las noticias que llegaban desde París, donde en el torneo de Roland Garros Andrés Gómez derrotaba a todos los rivales que se le ponían al frente. Aquello nos hacía pensar que con el nivel que ofrecía, en vista de que llegó al segundo Grand Slam de ese año tras coronarse en el Conde de Godó, en Barcelona; y en el Abierto de Madrid, era uno de los pretendientes al título en Francia.

Cuando clasificó a semifinales y derrotó al austriaco Thomas Muster pensábamos que la gloria estaba cerca. En la gran final Gómez iba a enfrentar a la sensación estadounidense del momento: Andre Agassi. El partido sería el domingo 10 de junio de 1990. Mientras todo esto sucedía, en Ecuador se alistaba el equipo de Copa Davis para viajar a Cuba, a disputar la semifinal de la Zona Americana Grupo II, en Varadero, entre el 15 y 17 de junio.

La Federación Ecuatoriana de Tenis (FET), que presidía por aquella época, le encargó a Ricardo Ycaza que convoque a la selección y escogió a un grupo de jóvenes compuesto por Giorgio Carneade, Pablo Campana, Andrés Alarcón y Ernesto Lingen. Ycaza, en algún momento, nos comunicó que Andrés Gómez le dijo que si era eliminado antes de lo previsto en Roland Garros, tenía el deseo de ofrecer su contingente y formar parte del equipo en Cuba. Luego se conoció que Andrés se había acercado a la Embajada cubana en París para gestionar la correspondiente visa. Recuerdo que en una sesión de la comisión de Copa Davis de la FET, realizada en esos días, se resolvió registrar a Gómez ante la Federación Internacional de Tenis para la serie contra Cuba.

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La noticia de la inscripción de Gómez en la delegación ecuatoriana creó gran expectativa en la prensa cubana, que esperaban con ansias ver en vivo y en directo a uno de los mejores tenistas del planeta. El equipo nacional Copa Davis debió tomar el vuelo rumbo a La Habana el domingo 10 de junio de 1990, a partir de las 19:00. A esa hora ya se conocía que Andrés Gómez había vencido a Agassi en cuatro sets (6-3, 2-6, 6-4, 6-4) en la final de Roland Garros. Todo el Ecuador se puso en modo celebración. Los carros salían a las principales avenidas de las ciudades para demostrar lo jubilosos que estábamos los ecuatorianos por tan grandioso triunfo.

Como anécdota de esta final en París, Telecentro Canal 10 (ahora TC Televisión) adquirió los derechos para transmitir el partido de Gómez-Agassi y me invitó, junto con Paco Álvarez, para que transmitiéramos la final. Estuvimos en el set del canal muy temprano y aunque hoy parezca mentira el director de programación nos dijo que debíamos esperar porque ellos le iban a dar prioridad al Mundial de Italia y que su compromiso comercial era difundir el partido entre Estados Unidos y Checoslovaquia. Recuerdo que Paco y yo estábamos por irnos de esa estación porque nos parecía un desacierto que se resolviera que el juego de Gómez sea pasado en diferido.

Cuando supimos que Andrés le ganó el tercer set a Agassi, le hice una llamada urgente a Jorge Kronfle, uno de los ejecutivos del Canal 10, para que reconsideraran su decisión. Debo reconocer que mi tono fue enérgico y conseguí que Kronfle dé la orden para que se transmita el cuarto set, el que en definitiva fue el decisorio. Así se consiguió que Ecuador pueda ver al menos el último set de tan histórica victoria de Gómez, en vivo y en directo.

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La celebración por la coronación de Gómez se adueñó del capitán Ricardo Ycaza, quien debía acompañar a la delegación de la Davis a Cuba. La novedad fue que el festejo de Ricardo se prolongó tanto que nunca llegó al aeropuerto y por ende perdió el vuelo. Aquello nos creó un serio inconveniente. El tema lo traté con varios invitados como Armando Larrea, quien en ese entonces era secretario del Consejo Nacional de Deportes; y con Nicolás Macchiavello. Se decidió que fuera quien ejerciera como capitán de Ecuador. Pero Ycaza por fin llegó el día antes del sorteo de la serie.

Durante todo el domingo, día en que Gómez ganó la final, como presidente de la FET me contactaron varios medios internacionales como radio Caracol, de Colombia; Ovación, de Perú, el diario francés L’Equipe; y para Diario EL UNIVERSO escribí una columna que titulé “La cátedra de Andrés”.

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El día 11 de junio, muy temprano, me comuniqué por vía telefónica con Vito Muñoz, quien con el camarógrafo de Teleamazonas viajaron de Italia a París a cubrir la final de Roland Garros. Me comentó que vivió uno de los momentos más emocionantes en su carrera. Haber entrevistado utilizando argucias para estar en la propia arcilla con Andrés –sudado, emocionado entre lágrimas y sonrisas– para tener una conversación inédita. Vito volvió a Roma para seguir con su tarea en el Mundial de Fútbol.

En Cuba, el jueves 14 de junio de 1990, a las 12:30, en el complejo hotelero Siboney de Varadero se realizó el sorteo de la Davis. Estuvieron el árbitro general Enrique Sabatel, de Venezuela, y Rolando Martínez, presidente de la Federación Cubana de Tenis. Cuba tenía un fuerte equipo de dobles, con Juan Pino y Mario Tavares. Los primeros partidos en singles fueron Tabares vs. Alarcón y Carneade vs. Pino.

Otra de las novedades lamentables de esta Copa Davis en Cuba fue lo sucedido 24 horas antes del inicio de la serie. Mientras los tenistas de Ecuador hacían un tour por La Habana, ladrones saquearon habitaciones de nuestros deportistas. Lo raro es que se llevaron los implementos deportivos como raquetas y zapatos. Ante esta dura realidad, presentamos nuestra protesta a las autoridades internacionales, comunicándoles que Ecuador no se presentaba a jugar la serie. El árbitro general ofreció consultar con Londres sobre nuestra posición. La respuesta llegó después de unas horas y fue esta: Ecuador debía jugar, caso contrario podía ser sancionado con dos años de suspensión en la Copa Davis.

Además, la dirigencia de tenis cubana debía pagar una indemnización (económica), ofrecer disculpas y comprometerse en buscar a los asaltantes y devolver las pertenencias a los tenistas ecuatorianos. Pasaron las horas y los días y nada de lo ofrecido se cumplió. Siempre nos quedó la sospecha de que el robo había sido programado para hacer un daño deportivo, lo que al final lo consiguieron. Nuestros tenistas participaron con zapatos y raquetas prestadas, las que no se parecían a las que ellos usaban en sus participaciones. Cuba ganó la serie 4-1.

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Esa cita tenística quedó empañada. Como corolario de esta serie de Copa Davis en la que pasó de todo, recordamos los momentos bochornosos que soportamos cuando la dirigencia de Ecuador invitó a tres atachés cubanos que habían dado asistencia a nuestra delegación. Lamentablemente en el restaurante reservado no permitieron el ingreso de los tres ciudadanos cubanos, porque así era la norma de entonces. Ante este inconveniente nos retiramos del lugar y compartimos unos sánduches en la cafetería del hotel.

Terminada esta, regresamos al país con un sabor amargo por todo lo sucedido en Cuba. Lo bueno de todo es que apenas llegamos nos sumamos al ambiente festivo que se vivía en Ecuador por el triunfo de Andrés Gómez. Lo que pasó en Cuba fue un trago amargo que lo olvidamos rápido; lo de Andrés, nunca. (O)