En 1967 Ecuador tuvo varios escenarios dignos de recordar. Eran épocas de esperanzas por los cambios políticos que se vivían. Para entender el contexto debemos ubicar cuáles eran los parámetros demográficos, los factores socioeconómicos, políticos, deportivos de un país de acuerdo con el censo realizado en 1962, que estableció una población de 5′658.446 habitantes. Que Guayaquil era la capital económica, con 510.804 habitantes, y que el dólar en el mercado oficial se vendía en 18 sucres.

En lo político se vivía una transición forzada por eventos drásticos de 1966, cuando las fuerzas vivas, las cámaras de la producción y gremios como AER lideraron las protestas ciudadanas que provocaron que el 29 de marzo cayera la Junta Militar y se designara como mandatario interino a Clemente Yerovi. Otro hecho importante de 1967 fue que la asamblea constituyente expidió una nueva Constitución y nombró a Otto Arosemena Gómez presidente constitucional.

Foto: Archivo

Al margen de ese ajetreo político, en lo deportivo nuestro país también tuvo importantes hitos, como el primer título ganado por El Nacional, club que utiliza solo jugadores ecuatorianos. Pero fue el tenis el deporte que produjo una verdadera hazaña en la Copa Davis. El equipo de Ecuador no participó en el torneo entre 1964 y 1966, pero se inscribió para reaparecer en 1967. En la primera ronda jugó contra el poderoso equipo argentino en Buenos Aires, conformado por Julián Ganzabal, Roberto Aubone y Eduardo Soriano.

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Ecuador, con Francisco Guzmán y Miguel Olvera, sorprendió al derrotar de visita 4-1 a los argentinos; la siguiente sería contra el gigante Estados Unidos a partir de junio de 1967 en el Guayaquil Tenis Club. Lo hecho en la serie es una verdadera hazaña. Guzmán y Olvera fueron las figuras que triunfaron ante el poderoso equipo de Arthur Ashe, Clift Ritchey, Martin Riessen y Clark Graebner. La victoria clasificó a Ecuador a semifinales de Copa Davis, en representación de América; el rival sería España a partir de septiembre de 1967.

La sede dispuesta por los españoles fue Barcelona en canchas de arcilla, la preferida por los tenistas locales. En Ecuador todavía se vivían vientos triunfalistas. La prensa nacional, sobre todo la guayaquileña, sugería que dada la importancia de la serie, se incorporara en calidad de asesor a Pancho Segura, gestión que de inmediato hizo la dirigencia y logró la aceptación de Segura; luego se hizo público que la delegación iba a viajar con algunos días de anticipación.

Foto: ARCHIVO

El martes 12 de septiembre, integrado por Miguel Olvera, Francisco Guzmán, Eduardo Zuleta, como jugadores; Pancho Segura, asesor; Danilo Carrera, capitán; Joaquín Balanzo, médico; y Alberto Jarrín, kinesiólogo, viajó Ecuador. La semifinal fue muy publicitada por la prensa de España. En el aeropuerto estuvo Pilar Puig de Serrano, cónsul general del Ecuador en Barcelona, para recibir a nuestros compatriotas. Mientras, el periodismo acosaba a los tricolores para que comenten sobre la serie ganada a Estados Unidos. El más asediado fue Pancho Guzmán que su triunfo sobre Ashe conmocionó al mundo tenístico.

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Tras unas declaraciones de Guzmán, quien dijo que Ecuador derrotaría a España, la prensa ibérica ripostó pronto. El diario Mundo Deportivo afirmó: “Guzmán es un chaval muy optimista y por eso le damos un punto, claro que España gana 4-1″. La Vanguardia fue más conservadora, inclinándose por 3-2 a favor de España. La prensa local pronosticaba pensando en Supermanolo (Manuel Santana, quien era por sí solo un espectáculo en el lugar donde se presentara) y en que el juego de dobles no lo perderían jamás. Este ambiente previo aseguraba un lleno completo.

La radio y la televisión española iban a cubrir la serie de Copa Davis. Y hablando de medios de comunicación, llamó mucho la atención la presencia de una radio deportiva ecuatoriana, a través de la emisora Gran Colombia, que envió a Jacinto Landázuri Soto para que narrara los partidos. En ese entonces era una enorme tarea sacar una señal de radio y sobre todo tratándose de una transmisión intercontinental.

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En aquel entonces España daba muchas facilidades a jóvenes sudamericanos para que allá estudiaran carreras universitarias; se otorgaban becas, sobre todo para arquitectura y medicina. De Ecuador había muchos estudiantes y se organizaron para ir a Barcelona para apoyar a su equipo. Unos cien recibieron ayuda del presidente de la Sociedad Pedagógica para Europa e Hispanoamérica, en cuanto a dar alojamiento a todos los ecuatorianos que concurrieron.

El miércoles 13 de septiembre, un día después del arribo del equipo de Ecuador, llovió torrencialmente en Barcelona, lo que impidió la práctica, que sí se pudo realizar al día siguiente. Nuestros tenistas hicieron un reconocimiento del estadio. Las canchas eran muy buenas, algo pesadas y al escenario se le habían incorporado dos tribunas suplementarias para conseguir así una capacidad de 5.500 localidades.

Por supuesto que España era la gran favorita. Aunque con algo de reserva no descartaban que Ecuador diera un nuevo golpe, como ante Estados Unidos. El combinado español tenía como raqueta número uno a Manuel Santana y lo acompañaban Juan Gisbert y José Luis Arilla, como jugadores dos y tres, respectivamente. El árbitro general fue Mats Hasaelkhist, quien arribó a España 48 horas antes del sorteo, que se realizó el martes 19 de septiembre de 1967 en los salones de la Diputación Provincial de Barcelona, donde se resolvió que la contienda se iniciaría el 21 de septiembre.

El jueves, o sea la fecha del comienzo de la serie de Copa Davis, llegó la noticia desde Guayaquil que se llevaba recolectado 234.399 sucres en una campaña para conseguir casas para Olvera y Guzmán, por lo hecho ante Estados Unido. Los organizadores de la cruzada difundieron esa novedad para generar un efecto psicológico que elevara la moral de nuestros tenistas.

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Después de haber jugado los cinco partidos, los tenistas ecuatorianos fueron reconocidos por el público y por la prensa española por el pundonor y el esfuerzo mostrado. En uno de los duelos Olvera fue ovacionado por devolver una pelota desde un ángulo casi imposible, en una jugada simplemente espectacular. El aplauso duró más de 2 minutos. Mientras, los tenistas españoles demostraron su calidad y experiencia. El triunfo (5-0) fue elocuente y justo.

Así España consiguió abrir las puertas de la gran final de Copa Davis que la disputaron contra Australia, equipo que en esos años era invencible, representado por los históricos Roy Emerson, John Newcombe y Tony Roche. Nosotros cruzamos el gran charco ilusionados por conseguir un paso importante para disputar la anhelada final de la edición número 56 de la Davis, algo que no se pudo conseguir.

Parte del periodismo guayaquileño repitió lo que escribió de José Luis Borges: “La derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no conoce”. Y eso es lo que más tuvo Ecuador, dignidad y deportivismo. Así concluye la crónica de lo que puede considerarse el año más celebrado en la historia de nuestras participaciones en la Copa Davis: 1967. (O)