Intento hacer un homenaje a los tiempos imborrables en que los mejores equipos del mundo se presentaron en Guayaquil. Hago un recorrido desde los años en que el escenario estelar era el estadio Capwell, desde 1945, y después desde 1959, cuando se inauguró el estadio Modelo Guayaquil. Cómo olvidar la década de los 60, cuando vinieron las delanteras más reconocidas y famosas del mundo.

Los precursores de la Copa América 1993

“Todas aquellas delanteras, rodeadas de un aura mítica que las hace inolvidables. La mayoría de ellas estaban compuestas por cinco atacantes, cuyos nombres se repetían de corrido entre las aficiones. Varias de ellas son más recordadas por las emociones que generaron, con lo que hoy serían probablemente despreciadas por los amantes del resultadismo y del ganar como sea” (Martí Perarnau, exatleta olímpico español, periodista de diarios, TV y radio; autor de libros como La evolución táctica del fútbol 1863-1945, Dios salve a Pep, entre otros).

El ocaso de varios playboys del fútbol

En los años 40 se sabía de la Máquina de River Plate (1942-1946). Se conformó un equipo que brillaba por su ofensiva, conformada por cinco estrellas que han pasado a la historia porque elevaron al fútbol a categoría de arte. Ellos fueron Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Argentina se olvidó, en las décadas del 30 y 40, del sistema WM británico, traído a Chile inicialmente por el húngaro Ferenc Platko, pero fue Renato Cesarini quien puso en práctica el 3-2-5 que tan buenos resultados ofensivos ofreció.

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Pancho Segura se fue a Nueva York en 1940

En nuestro país se seguían las noticias del fútbol internacional gracias a revistas que llegaban del sur del continente, como El Gráfico, Goles y Estadio, de Chile. También nuestros diarios en sus páginas nos hacían conocer sobre que en Europa, luego de la II Guerra Mundial, el fútbol se encontró con la maravillosa selección húngara que impuso un nuevo estilo acompasado en la década de los 50.

Los técnicos húngaros eran los maestros de la táctica, pioneros del 4-2-4. Bela Guttmann, uno de sus mentores, llegó en 1957 a Brasil y popularizó el sistema que había inventado con sus compatriotas húngaros Gusztav Sebes y Marton Bukovi. Los brasileños le dieron su estilo particular gracias a su técnica única. Así ganaron su primera Copa del Mundo, en Suecia 1958.

Enrique Cantos, el dueño de la bicicleta

Guayaquil se llenó de algarabía cuando conoció que sería sede del Sudamericano de 1947, a finales de ese año. Aunque no vino Brasil los porteños observaron una constelación en un estadio Capwell que lució espectacular. El ataque de Argentina se convirtió en la sensación con los famosos Boyé, Méndez, Pontoni, Moreno y Loustau, hasta que el 4 de diciembre de 1947 Alfredo Di Stéfano ingresó a los 30 minutos por lesión de Pontoni. Desde esa noche la Saeta Rubia se hizo inolvidable para los guayaquileños.

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Garrincha, fantasista muerto hace 40 años

Los jugadores del Real Madrid, con Alfredo di Stéfano como figura, celebran en la 1960 la obtención de la quinta Copa de Europa. Ese mismo plantel visitó Guayaquil en 1961. Foto: Archivo

Colombia, en 1949, gestó la época de El Dorado, cuando el Millonarios contrató nada menos que a Adolfo Pedernera, Di Stéfano y Néstor Rossi. Ese club con esas figuras jugó contra Barcelona en Guayaquil el 31 de agosto de 1949 en un partido benéfico para recaudar fondos para los damnificados del terremoto de Ambato. En un duelo espectacular Barcelona venció 3-2 al que era considerado el mejor equipo del mundo. La delantera millonaria estuvo conformada por Castillo, Pedernera, Di Stéfano, el goleador Cabillón y Mosquera.

En 1959 por primera vez llegó a Guayaquil el Santos de Pelé. El 11 de enero se enfrentó a Emelec en el Capwell, ante 20.000 personas. Pelé, con apenas 18 años, era el comandante de la delantera. Hizo dos goles y Coutinho el otro.

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En ese mismo mes de 1959, se presentó en el Capwell el Palmeiras, con una delantera de fantasía conformada por Neto, Américo, Antoninho y el gran Julinho (Julio Botelho), uno de los mejores punteros de la historia de Brasil. Palmeiras derrotó 4-0 al Barcelona.

Para esos años se consideraba que Real Madrid era el mejor equipo del mundo. El 12 de agosto de 1961 jugó en Guayaquil y 60.000 personas llenaron, desde muy temprano, las instalaciones del Modelo. Los merengues enfrentaron a Barcelona y doblegaron 3-1. Aún recordamos la virtuosidad de esa delantera contundente del Real Madrid integrado por Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento.

El 8 de enero de 1961 el Peñarol jugó en el estadio Modelo el encuentro de apertura de un torneo internacional en el que también participaron Independiente de Avellaneda y Emelec. La atracción indiscutible era Alberto Spencer en un Peñarol que era un espectáculo en la Copa Libertadores con un ataque formidable: Cubilla, Ledesma, Sasia, Spencer y Joya. A ese Peñarol lo vimos en Guayaquil golear a Everest 5-0 en la Libertadores de 1963.

El 7 de enero de 1962, el Santos y Barcelona se enfrentaron en un amistoso en el estadio Modelo. Cerca de 40.000 personas asistieron a un partido muy aplaudido. Santos ganó 6-2 con una exhibición espectacular de su delantera: Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe. Y si faltaba algo de ver en Guayaquil, en el Modelo, era al poderoso Botafogo de Río de Janeiro. Vino el 16 de enero de 1963 el equipo que se lució al vencer a Barcelona 5-0. Trajo esta delantera de lujo: Garrincha, Quarentinha, Amarildo y Zagallo. Botafogo dio una demostración de contundencia y fue inolvidable ver el festival del fantasista Garrincha, el mejor puntero derecho de la historia del fútbol.

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Otra delantera que dio un concierto en Guayaquil fue la de Alianza Lima en 1965, integrada por Baylón, Zegarra, Pedro Perico León y el magistral Teófilo Nene Cubillas.

Lev Yashin firma como socio de Barcelona SC en diciembre de 1967. Foto: Archivo

En esa década pasaron por nuestra ciudad grandes equipos como el Milan, en 1966; el Dínamo de Moscú que trajo a la Araña Negra Lev Yashin y que el 23 de diciembre de 1967 empató 0-0 con Barcelona. Aquel fue denominado el acontecimiento cumbre de esa temporada futbolística. Arribaron equipos checos, alemanes, yugoslavos, austriacos, argentinos. Cómo no recordar al poderoso Benfica que el 20 de agosto de 1967 dio un verdadero espectáculo gracias a una de las delanteras más reconocidas en el Mundial Inglaterra 1966: José Augusto, Torres, Eusebio y Simoes. Dieron una exhibición maravillosa. Esa noche en el Modelo fue ovacionado Eusebio cuando le señaló a Ángel Macías, arquero canario, a dónde iba a dirigir el tiro libre cobrado desde 45 metros. Ganó Benfica 3-2.

La gigantesca cobertura de ELUNIVERSO, en 1967, del amistoso entre Barcelona y Benfica, club que presentó a Eusebio, goleador del Mundial 1966. Foto: Archivo

En estas últimas décadas han cambiado las tácticas, los sistemas de entrenamientos, la preparación física, la estrategia, y hay practicismo en el fútbol, pero lo que sí es seguro es que la elegancia de los magiares o los intérpretes brasileños del jogo bonito es intemporal. Las grandes delanteras de hoy son noticias por la versión individual de sus goleadores. Está en extinción el arte colectivo-ofensivo.

Como reflexión final puedo agregar que así como doy fe de lo que vi y veo, existieron momentos deportivos de antaño que no los pude observar. Pero cuando leo sobre esas hazañas, o me las cuentan, creo sin dudas en los relatos y en las crónicas de quienes las disfrutaron. Soy como muchos un soldado más de la vieja guardia. Me confieso nostálgico porque esa es la esencia del recuerdo y sobre todo porque todos tenemos derecho a serlo. Ayer, hoy, o algún día. (O)