Así, con humildad, defendiendo ante un adversario modesto que tenía tanto miedo como nosotros. Pegando, braveando, buscando camorra a veces (‘mérito’ de Alan Franco y Félix Torres), simulando con Ángelo Preciado, el rey del piscinazo; queriendo tejer una red en el medio campo con jugadores poco técnicos, sin salida por el nulo aporte de Júnior Sornoza, por el ya habitual fracaso de los tan publicitados Moisés Caicedo y Kendry Páez, y el extravío en el área contraria del muy rentable económicamente Kevin Rodríguez, nos llevamos un puntito del estadio venezolano. Y aún suenan los aplausos y los elogios del popular Bertoldo, comentarista adicto a la FEF y a la Selección.