¡Cuidado! Ecuador se juega todo ante México (pero Félix Sánchez Bas es un clon de Gustavo Alfaro)

A la Tri le basta empatar y eso, más que ventaja, es un riesgo. Es posible que acumulemos gente atrás y nos suceda lo mismo que contra Senegal en Qatar 2022.

Ecuador se mide con México en Copa América. Foto: @LaTri

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Luego del triunfo 3-1 ante Jamaica, conseguido el pasado miércoles 26 de junio, el optimismo volvió a nuestra Selección, en tanto que densas brumas que podrían transformarse en un ciclón se ciernen sobre cielo azteca después de caer ante Venezuela en un partido en que mereció mejor suerte. Ambos combinados han recibido contados elogios y una carga crítica considerable.

Ecuador porque no consolida la esperada imagen de un buen funcionamiento, y México porque, de igual forma, no convence a nadie, excepto a un periodismo comprometido con la cadena de televisión que es la dueña del fútbol de su país.

Respecto a la victoria sobre Jamaica, los periodistas independientes que no somos como los entusiastas aplaudidores (por convicción o por otras razones menos románticas) nos sentimos obligados a analizar el partido desde dos ópticas diferentes: el resultado en sí y luego la manera en que se obtuvieron los tres puntos.

El marcador nos dio un aire renovado cuando estábamos conectados a un tubo en la tráquea y en coma inducido (¿está bien dicho, doctores Javier Loor, Jorge Miranda y Gustavo Portalanza?). Desde esa perspectiva, bien. Todos queremos que la Tricolor avance en su grupo y que su destino se resuelva en cuartos de final.

Lo que viene después no es tan alegre. Y vale aquí que nos separemos un instante de lo estrictamente futbolístico. A veces nuestra opinión difiere de la de la mayoría de los seguidores del balompié; resulta antipática para muchos por su apego al juicio crítico y a la objetividad. Para los periodistas la palabra verdad significa fidelidad a los hechos sobre los que se informa o respecto a los que se emite un juicio.

“Un elemento de la verdad del periodista es que debe ser completa. No responde solo a lo que sucede, también debe explorar el porqué, el para qué, el dónde, el quién, el cómo de los hechos. Es decir, debe ser completa para que constituya un sólido elemento de juicio en el momento de decidir. Es obligación del periodista hacer cuanto esté a su alcance para obtener una visión exacta de los hechos. En esto consiste su compromiso con la verdad”, dice un editorial de la Fundación Gabo, dedicada al estudio del periodismo (creada por Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura).

¿Cuáles son esos hechos objetivos en los que debemos asentar nuestro criterio? Primero, nos enfrentamos a Jamaica, un país que está en el casillero 53 del ranking FIFA, mientras que Ecuador está ubicado en el lugar 30. Era un rival notoriamente inferior, claro está. Nuestra Selección compite por ser uno de los diez países de Conmebol, dueña de la Copa América. Jamaica debió ganarse su puesto en la Liga de Naciones de Concacaf, una organización regional menor formada por 41 países y en la que mandan Estados Unidos, México y Canadá, pero en la que disputan boletos “paraísos fiscales e islas del Caribe (palabras del cáustico, acertado y divertido periodista argentino Pablo Carrozza)”, entre ellos, Haití, Aruba, Antigua y Barbuda, Belice, Curazao, Islas Vírgenes y otras “potencias” parecidas. Un comentarista guatemalteco residente en México, que ha construido un personaje insultando a Lionel Messi y al fútbol argentino, dijo hace poco que en la Concacaf era más difícil clasificar a un Mundial que en la Conmebol.

“Todo un personaje de la vecindad del Chavo del 8″, lo ha definido Carrozza. Para llegar a cuartos de final de la Liga de las Naciones Jamaica debió jugar con Honduras, Surinam, Cuba. Haití y Granada, que son casi nada. En semifinales perdió 3-1 con Estados Unidos y logró el tercer lugar al derrotar 1-0 a Panamá. Ese es el rival al que vencimos por 3-1.

¿Y el partido? Veinte minutos duró el vendaval furioso que desató Ecuador ante Jamaica; después volvimos a entregar el balón al adversario, lo que aprovechó Jamaica para encerrarnos, e íbamos camino a rogar que el árbitro pitara el final, a no ser por el espectacular contraataque de Alan Minda y su golazo. Las anotaciones nacionales llegaron por una casualidad: un centro que toma efecto y se cuela en el marco jamaiquino; un penal inexistente y el tanto de Minda.

Un marcador de punta y dos mediocampistas lograron los tantos. Kevin Rodríguez volvió a mostrar su falta de recursos. Si algún rato hubo creación e intento ofensivo desde la línea medular de Ecuador fue por el despliegue de Jeremy Sarmiento, el mejor jugador del partido. Hay que agradecer al árbitro el habernos perdonado un penal cuando Jamaica estaba encima de nuestras líneas y pugnaba por la igualdad. Conmebol calificó de “incorrecta” la decisión del juez.

Gústele o no a usted, amigo lector, ese es el panorama hasta hoy en que enfrentamos a México. Aspiramos a que los laterales, los volantes de marca o el arquero puedan marcar goles, pues no contamos con un hombre de área. Tal como lo ha recordado Agustín Delgado en una nota que reprodujo nuestro Diario, aunque no se nombra por modestia, ya no están él, ni Lupo Quiñónez, Ermen Benítez o Manolo Uquillas.

Tampoco hay un Carlos Raffo, máximo artillero de la Copa América 1963, cuando en Ecuador nadie sabía jugar al fútbol (es lo que dicen jovencitos barbilampiños que con teléfono inteligente obsequiado por papi y diez partidos vistos por TV se han convertido en autoridades sobre tácticas y estrategias. Afirman tutearse con Pep Guardiola, quien los tiene como hombres de consulta).

Aunque la maquinaria de Ecuador tenga algunas bujías gastadas, creo que tiene mejores opciones que México. El Tri, como llaman al combinado azteca, será local en Arizona, que tiene una alta cantidad de población mexicana. La estadística no nos es favorable. Ambos países se han enfrentado cinco veces y los de la tierra del mariachi han ganado tres, empatado uno y perdido uno (en la Copa América 2015). Todo ha cambiado en el fútbol de México, pero para mal. La popularidad del fútbol se sostiene por un periodismo comprometido con Televisa, cualquiera que sea el canal.

Vimos a los aztecas en Guayaquil en 1993 con una gran formación que llegó a la final y cayó con Argentina; las indecisiones del técnico Miguel Mejía Barón le impidieron llegar más lejos en el Mundial 1994 y en Francia 1998, con Manuel Lapuente como DT, presentaron un equipazo que mereció mejor suerte. Nada queda de ello, solo este presente muy modesto. Ecuador puede saltar a cuartos de final, pero sin menospreciar a su adversario.

No caigamos en el ridículo de ciertos comunicadores mexicanos que debieron ocultar el rostro tras la pérdida ante Venezuela. “Pasaremos caminando ante ese débil equipo”, dijo el guatemalteco. El arquero Rafael Romo, el jugador más destacado del partido, calificó a los periodistas aztecas de “soberbios y arrogantes”.

A México lo empujará su gente que, seguro, llenará el estadio. A Ecuador le basta el empate y eso, más que una ventaja, es un riesgo. Con un Félix Sánchez Bas, clon de Gustavo Alfaro, es posible que acumulemos gente atrás y nos suceda lo mismo que contra Senegal en Qatar 2022. Las únicas opciones de gol están en los botines de Hincapié, Páez, Preciado y Sarmiento. Los de adelante estarán para estorbar.

Que los dioses del fútbol nos den su bendición. (O)

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