Tiene una sola mancha en su impoluta tarjeta de presentación como nuevo crack de dimensión global: dos lesiones de ligamentos en las rodillas. Una, leve, a los 16 años, que lo paró mes y medio, la otra, severa, lo mantuvo nueve meses fuera de las pistas. Las rodillas suelen ser un verdugo implacable en el fútbol, que han malogrado o mermado cientos de carreras prometedoras. Al margen de esos dos malos momentos, todo lo que promete Florian Wirtz es luminoso, un sol que abarca entero el mapamundi de la pelota. Es, sin duda, la mayor aparición del fútbol mundial en cuanto a talento, un alemán a la sudamericana: gambeta limpia y hacia adelante, pase magistral en profundidad, inteligencia, vocación ofensiva, mentalidad ganadora, magnífico remate de derecha, el mapa de la cancha en la cabeza… Todo barnizado con alta condición técnica. Es la píldora perfecta de Bayer.

¿Qué parecido tiene con Haaland o Mbappé…? Ninguno, estos son futbolistas de potencia, exclusivamente vinculados al gol. Para empezar, Wirtz es un 10 clásico, juega y hace jugar. No es corpulento, apenas 1,76 de estatura y 70 kilos. Y es todo calidad, creatividad. Sería como comparar a Batistuta con Zidane. Para que haya gol debe crearse la situación de gol. De eso se encarga Wirtz. Y también marca. Sus números hablan bien: 17 goles y 18 asistencias en lo que va de temporada. No obstante, dio muchos más pases mágicos. Recordemos que el pase-gol se valora si el rematador acierta. Es el caso de Messi, debe haber puesto dos mil mano a mano en su trayectoria, pero sus compañeros convirtieron solo un 20 %, y eso es lo que finalmente se le adjudica al asistidor.

Ciento veinte años esperó el Bayer Leverkusen para ser campeón de Alemania. Lo fue justo ahora, con la irrupción estelar de este chico de 20 años. No es casual. Siempre que surge un gran crack pasan cosas trascendentes en los clubes. Está el trabajo de Xabi Alonso, una obra maestra, el aporte notable de todo el equipo, y la cuota diferencial de Florian Wirtz. Ciento veinte años y el día tan soñado fue mejor en la realidad que en el sueño: ganó el Bayer 5 a 0 y Wirtz hizo triplete. El título adquiere el rótulo de hito porque viene a romper 11 consagraciones seguidas del Bayern Munich. Y el frenazo del gigante bávaro tiene mucho que ver con Wirtz. Todo tiene que ver con él. Aparece y pum… sucede algo trascendente.

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Los futbolistas son como las huellas dactilares: no hay dos iguales. Pero tienen reminiscencias. Hay en él algo de George Best, su atrevimiento, el geniecillo de cara aniñada que te hará un daño; la cerebración de Messi en la jugada que antecede al gol. Y si volvemos a la patria, unas gotas de Littbarski. Pero muy poco que ver con los grandes alemanes que lo precedieron. Ni con Beckenbauer ni con Gerd Müller ni con Ballack. Es otro molde. Florian Wirtz es producto de salir a jugar en la placita después de haber mirado la tele. Vio a los de afuera. Los genes le entraron por los ojos.

“Hay buenos jugadores y hay jugadores ‘bonitos’, que hacen cosas espectaculares, pero no necesariamente eficientes”, dice Xabi Alonso, el arquitecto del Bayer sensación de Europa. ¿Por qué Messi es tan bueno? Porque sabe cómo y cuándo jugar con pases simples. Messi dice: ‘¿Estás en una mejor posición? ¡Aquí tienes la pelota!’. No siempre se trata de hacer el movimiento más brillante, sino el mejor y más inteligente. Florian puede hacer eso. Por eso es tan bueno”, explicó el vasco. Y remató: “Florian es un regalo para mí como entrenador. Es un jugador diferente al resto”. Lo curioso es que, después de sumir en el Bayer, Alonso debió esperar varios meses para “conocer” futbolísticamente al joven maravilla, pues estaba en rehabilitación tras ser operado. Pero apenas estuvo sano le hizo lugar.

“Ahora, después de la lesión, disfruto más de los entrenamientos, de jugar con el balón, del fútbol de posesión... Me siento muy bien, en forma. Me encanta recibir y acelerar y, si puedo marcar goles, mucho mejor”, declaró el ya ídolo del BayArena. A pesar de su carácter introvertido, fue el más vitoreado en la celebración de la Bundesliga por los aficionados, que le apodan Fußballgott (Dios del fútbol). Cuando marcó su primer gol ese día, el público se olvidó que era alemán e invadió la cancha. Miles se le fueron encima a querer abrazarlo. Florian no tuvo miedo, sabía que era una avalancha de cariño.

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Transfermarkt le subió la cotización a 110 millones de euros. Y volverá a subirla en breve. Son acciones de oro. Pero ese el costado antirromántico de esta historia. Poética es la carrera meteórica y bella de este muchachito (nunca tan justo el término) a los 17 años y 15 días debutó en primera división. Y dos semanas después de eso anotó su primer gol, nada menos que al Bayern Munich y con Neuer en el arco. Así hace todo. Días pasados le dieron la titularidad en la selección alemana y a los 7 segundos le metió un gol colosal a Francia. El gol más rápido de la historia con la camiseta blanca. Pisa y deja marca.

Pese a ser el local, Alemania estaba tercero en las apuestas para ganar la Eurocopa en julio próximo. Con Wirtz pasa a ser favorito. Aunque ya venía regalando maravillas desde dos años antes y Hansi Flick lo tenía en cuenta, no pudo estar en el Mundial de Qatar 2022 por esa maldita rotura de ligamentos en la pierna izquierda que lo tuvo nueve meses entre médicos y kinesiólogos. No se perdió nada, al contrario, se salvó del papelón alemán: quedaron eliminados en primera fase.

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Ya hay una lista de clubes interesados en la joya, el primero de ellos el Bayern Munich, el temido tiburón blanco que absorbe cardúmenes de nuevas figuras. Todas. Sale una y glup, es del Bayern. Su padre y representante, Hans-Joachim Wirtz, dejó entrever que, “por el momento, todo está pensado para que Florian siga jugando en Leverkusen la próxima temporada”. Pero podrá aguantarlo un año más, ni dos. El gigante farmacéutico Bayer es dueño al ciento por ciento del club, pero no hace pesar su poder financiero en la dirección de la institución, deja que se maneje con sus propios recursos.

Alguien debe haber perdido su puesto en el Colonia, el enemigo del barrio. Wirtz jugaba allí, en el club vecino, pero en enero de 2020 fueron a buscarlo del Leverkusen y lo dejaron ir. Es un hallazgo de Simon Rolfes, actual director deportivo de las “aspirinas”, en uno de los muchos partidos de fútbol base que vio durante sus dos años sabáticos. “Estoy feliz de muchos fichajes”, confesó, aunque en este hizo cumbre: “Es un caso especial. Lo descubrí con 13 años. Cuando volví al club, lo primero que hice fue preguntar cuándo terminaba contrato. Me dijeron que en 2020 y se convirtió en mi prioridad. Haberle traído gratis es increíble. Ha llevado al club a otro nivel”, señaló Rolfes. Wirtz tenía 16 años. A los cuatro meses asomó en el fútbol profesional. El resto está contado aquí.

Mbappé lleva nueve años esperando recibir el Balón de Oro, siempre le faltó algo para coronar. Puede que llegue a diez. Si Wirtz consigue el triplete (Bundesliga, Copa Alemana, Europa League), será serio candidato. Y le queda la Eurocopa para demostrar. La platea mundial lo descubrirá allí. Mbappé también tiene las mismas posibilidades, pero que se apure… (O)