La vida es dura, pero enseña; la Eliminatoria es similar. Hoy le haces seis goles a Colombia y mañana te gana Perú, que viene de ser goleado por Colombia. Sacando Brasil, que es un transatlántico, los demás están en una lavadora, el tambor los centrifuga, los mezcla y pasa cualquier cosa. Es un trozo sustancial del encanto de esta competición feroz en la que nadie está dispuesto a ceder un milímetro ni exento de perder o ganar. Cada punto y cada gol se cotizan a peso oro.

Brasil se va. Como dijimos el domingo, Brasil es un buque que se nos pierde de vista, viaja a otra velocidad de crucero. Es un plantel muy calificado con un entrenador excepcional. Ganó sin despeinarse a Paraguay en Asunción. Con esa facilidad asombrosa que Dios le dio, Neymar marcó el primer gol y sirvió el segundo. Ahora la Verdeamarilla es ultra-ultrafavorita a ganar la Copa América a la que renunciaron Argentina y Colombia. ¿Quién le puede ganar, hoy, a la máquina de Tite…?

Paraguay cae. La Albirroja perdió el partido, el invicto, el cuarto puesto y el saldo positivo de goles. Y algo peor: volvió a jugar mal. “No sabe dónde está, hace mal los cambios, no transmite nada a sus jugadores”, fue la ácida crítica del Peque Benítez, otrora gran atacante guaraní, al técnico Eduardo Berizzo. “No tenemos un esquema de juego, no jugamos a nada, hay buenos jugadores, pero no se ve la mano del técnico”, añadió. Otra es que el Defensores del Chaco dejó de ser inexpugnable: de los 9 puntos que la Albirroja disputó allí apenas cosechó dos. No pudo vencer ni a Perú ni a Bolivia en casa. Ya quedó afuera de los Mundiales 2014 y 2018. ¿Y ahora…?

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Perú, a gusto con Ecuador. Al igual que en la clasificatoria anterior, Perú resucitó ante Ecuador. Para el 2014 llegó penúltimo a la cita con la Tricolor; ganó e inició su marcha triunfal hacia Rusia. Ahora venía colista (y sigue) pero se rehabilitó con una victoria resonante, inesperada hasta para los propios peruanos. Partido muy serio jugó la Bicolor, se agrupó bien atrás y contraatacó mejor. Tuvo tres o cuatro actuaciones brillantes, encabezadas por Gianluca Lapadula, un italiano hijo de peruana que milita en el Benevento. Muy inteligente y generoso, lideró las dos contras que terminaron en la red del -esta vez- inseguro Alexander Domínguez. Sirvió los dos goles Lapadula. Brillaron el arquero Gallese, el zaguero Ramos, el lateral Advíncula y los volantes Tapia y Cueva. No obstante, lució como equipo Perú. Y Gareca logró un milagro: darles ánimo después del 0-3 en Lima ante Colombia, un mazazo difícil de superar.

¿Se puede defender peor? Ganó bien Perú, aunque ayudado por un Ecuador desfigurado, que no tuvo la menor semejanza con sus prestaciones iniciales. Con Brasil se usó la repetición del penal de Neymar como excusa de la derrota, pero cayó sin atenuantes. Ahora no hay coartada. Fue una pisada en falso; fea. Lo peor del equipo no fue la delantera, que hizo figura a Gallese, sino la defensa. Arreaga y Arboleda se tomaron en serio el papel de goleadores que tuvieron ante Colombia y abandonaron por completo su rol defensivo. En el primer gol peruano había en todo el campo de Ecuador un solo defensa: Preciado. Hubo desatenciones flagrantes, incluso cuando estaban 0 a 0. Pregunta para Gustavo Alfaro: ¿no llegó la hora de Plata como titular…? Kitu Díaz está mayorcito, pero le sobra fútbol en las piernas y el cerebro, puede jugar más. Cuidado: Ecuador fue el único que no sumó puntos en la doble fecha y ahora tiene un gentío detrás golpeándole la puerta. Y revivieron Colombia y Chile…

‘El’ partido. Sin pizca de duda, Colombia 2 - Argentina 2. Un espectáculo vibrante, que no veíamos hace tiempo en Sudamérica. A los 7 minutos ganaba Argentina 2-0, a los 94 le igualó el local. Lo que era un triunfo enorme, por juego y personalidad, se le evaporó en un final inesperado. En cada presentación Argentina reactualiza lo del Deportivo Casi: casi gana, casi empata, casi sale campeón. Si no falla el carburador son los frenos, si no la bomba de agua, siempre hay un desperfecto. “Hicimos 94 minutos y treinta segundos perfectos”, declaró Scaloni. Pero los partidos duran hasta que suena el último silbatazo. Y una doble falla gravísima de Juan Foyth (compañero de Estupiñán en Villarreal) derivó en el volcánico empate final. Con Rueda, Colombia ganó 4 puntos, se metió quinto y volvió a creer en sí misma. Y sin James Rodríguez, al que el DT descartó por no verlo al cien por ciento físicamente. Volvió a descollar Cristian Romero, un zaguero para marcar época.

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Lamento chileno. Después del 1-1 ante Argentina, Chile saboreaba los tres puntos ante Bolivia. Pero la Verde venía de componer un partido redondo ante Venezuela y creció futbolística y anímicamente. Con ese envión empató en Chile, otra vez con gol de Marcelo Martins (es el goleador de la competencia con 6). Chile martilló durante 95 minutos, pero no pudo quebrar la igualdad. Y aunque sumó, no es para festejar. Ha ganado 6 puntos en 6 jornadas, bajísima producción para quien aspire a ir al Mundial. Le cuesta horrores llegar al gol y su máximo artillero, Eduardo Vargas, hace casi dos años no convierte.

Gracias, VAR. Tres intervenciones del VAR en la jornada del martes fueron providenciales para evitar errores e injusticias. En Caracas, un gol de Venezuela se anuló a instancias de la tecnología y estuvo bien, el balón dio en ambas manos de Josef Martínez, el autor. En Quito, estando 0-0, el uruguayo Ostojich había sancionado penal para Ecuador por mano de Abram, pero el VAR salvó las cosas: Abram no tuvo ninguna intención de hacer mano, tenía el brazo pegado al cuerpo y el cabezazo de Noboa fue casi de al lado, sorprendiendo al zaguero peruano. Tres atenuantes que obligaban a rever la decisión del réferi. En Santiago, el juez paraguayo Aquino había ignorado un penal claro en favor de Bolivia. Dejó seguir, seguir, hasta que la cabina lo llamó y le hizo detener el juego y ver de nuevo la jugada. Consecuencia: penal y gol de Bolivia. Brillante, VAR. (D)