La nueva clasificación de Ecuador a un mundial, conseguida por nuestra Selección sub-17, reafirma ante el planeta del fútbol que en el país algo se está haciendo bien en las categorías formativas. No es una simple coincidencia que hace pocos meses el combinado sub-20 también haya obtenido el cupo mundialista a la cita que se jugará en Argentina, a partir del 20 de mayo próximo. La sub-20 demostró que tiene jugadores de gran potencial y que puede superar el nivel ofrecido en el Sudamericano si son bien manejados tácticamente.

‘Me parece exageración que se compare a Kendry Páez con Lionel Messi’, dice Jorge Célico, extécnico de Ecuador sub-20

Esa fue una de las falencias que mostró el conjunto tricolor, tanto así que la FEF resolvió remover el cuerpo técnico que encabezaba Jimmy Bran. Lo reemplazó por el DT Miguel Bravo, quien tiene el reto de hacer un papel decoroso en la Copa del Mundo, porque recordemos la participación de Ecuador en el Mundial Sub-20 de Polonia 2019, en el que se alcanzó un digno tercer puesto, bajo la conducción de Jorge Célico.

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Lo hecho en el campeonato sub-17 nos llena de esperanza. Hay jugadores que tienen la edad ideal para consolidarse futbolísticamente, pero también para ganar en madurez y profesionalismo, aspectos tan necesarios para convertirlos luego en elementos de la selección mayor y en que puedan lucir ahí, en el balompié internacional, sus cualidades.

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Vivimos una época diferente, porque proliferan las oportunidades para los jugadores en formación. Ellos tienen más torneos que antaño y hay más ingresos económicos para la FEF, lo que ha servido para que los clubes destinen más recursos y privilegien las categorías formativas. Estas facilidades permiten que más futbolistas ecuatorianos se puedan exhibir en torneos en donde los denominados scouts puedan observar con mucho más detenimiento sus actuaciones. Las referencias de los cazatalentos les podrían permitir incorporarse a equipos grandes, preferentemente europeos, algo que no sucedía antes por varias razones. La más notoria era que el jugador nacional tenía malos precedentes por la falta de adaptación a costumbres y culturas diversas.

‘Fuga’ y ‘robo’ de talentos: ‘Había una vez’ cuando a Barcelona SC y Emelec era imposible hacerles aquello

El domingo anterior, la Selección sub-17 nos dejó un sabor agridulce en el paladar. Todo se había dado para que obtuviera el título sudamericano, y estuvo a menos de 20 minutos de conseguirlo; pero lamentablemente, por falta de criterio táctico del cuerpo técnico, no se corrigió lo que estaba sucediendo en la cancha. Ecuador perdió el control de la pelota, y lo peor: la parte central dejó muchos espacios que aprovecharon los venezolanos, quienes los coparon. El gol del empate llegó producto de coberturas deficientes. El 1-1 fue un impacto emocional para nuestro equipo, que confiado creía que tenía el título en las manos. Lamentablemente, no se cerró el partido. El empate permitió que Brasil ganara el campeonato Sudamericano Sub-17.

Diego Martínez, DT de la Tricolor, fue explícito: “Hay una sensación de tristeza, porque teníamos mucha ilusión de poder ganar el título, pero a la vez estoy orgulloso de lo hecho por los chicos, por la clasificación al Mundial, conjuntamente con Brasil, Argentina y Venezuela”. Esa Copa del Mundo hoy no tiene sede, luego que la FIFA le quitó la organización a Perú porque fue incapaz de cumplir con el cuaderno de cargos. Lo rescatable, y digno de reconocimiento, es que no solo se obtuvo el subcampeonato y la clasificación, sino que el rendimiento en general deja buenas sensaciones.

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Hubo jugadores destacados, como el arquero Cristian Loor; volantes y extremos, como Kendry Páez y Kenny Arroyo; y también el delantero Allen Obando. Diego Martínez insistió en que estos jóvenes fueron muy disciplinados, algo que difícilmente se da en esas edades. Además, les prohibió a sus pupilos que se distrajeran durante el certamen en el uso de redes sociales. El éxito del entrenador debe ser compartido con tres asesores técnicos: Cristhian Mora, Augusto Poroso y Ángel Fernández. Como corolario de tan digna actuación está el apoyo dado por los aficionados. Tan solo mencionar que 30.000 espectadores estuvieron en la fecha final en el estadio Atahualpa.

Terminados los festejos, y en el resumen obligatorio, era necesario conocer qué equipos proveyeron de jugadores a la Selección. Nos damos cuenta nuevamente de que el Independiente del Valle entregó diez futbolistas; Liga de Quito, seis; Barcelona, dos; Emelec, uno; también Deportivo Cuenca aportó con uno, al igual que el Swansea City, de Gales.

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La gran estrella sub-17 de Ecuador fue el destacado volante Kendry Páez, nacido en Guayaquil. De apenas 15 años, esta verdadera promesa ha hecho que los ojos del Chelsea se fijen en él; y su club, Independiente del Valle, ha recibido una oferta de 20 millones de euros. Es una cantidad nunca antes escuchada para un jugador ecuatoriano a esa edad.

Pero una pregunta que nuevamente apareció en el ámbito futbolero en nuestro país fue ¿por qué los clubes más populares del Ecuador, Barcelona y Emelec, no son los semilleros más importantes del país, como sucedía antes?

Ante esta inquietud salió a la luz un tema delicado que lo encontramos en el artículo publicado en la edición digital de Diario EL UNIVERSO, el 23 de abril pasado. El título era “Fuga y robo de talentos: había una vez cuando a Barcelona y Emelec era imposible hacerles aquello”, cuyo contenido confirma lo aparecido en dos notas previas del Diario: que Gonzalo Plata era una figura que hacía malabares en la Academia Alfaro Moreno, con apenas 10 años; también que Moisés Ramírez jugó del 2012 al 2015 en Toreros FC, filial del Barcelona; y que la historia se repite con la ‘joya’ Kendry Páez, quien también estuvo en la Academia Alfaro Moreno y pasó por Barcelona. Ninguno se consolidó en el equipo del Astillero.

Ante esta noticia que se tomó la calle, salió al paso el presidente canario, Carlos Alfaro Moreno, quien enfáticamente dijo: “Se han perdido los códigos entre los clubes”, y explicó “que existen prácticas irregulares que propician el éxodo de jugadores menores de edad”. Para demostrarlo mencionó que dos futbolistas que el club amarillo entregó a la Selección sub-17 ya han sido contactados para ofrecerles dinero a ellos y a sus padres para que abandonen Barcelona: Allen Obando y John Acuario.

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El tema que puso sobre la mesa Alfaro Moreno no es menor. Se requiere que los máximos organismos de nuestro fútbol hagan una prolija investigación para saber si en Ecuador los casos anotados, y otros tantos, son parte de un robo sistemático que produce la fuga de talentos, o sus partidas se dan por descuidos de los directivos, que no supieron identificar ni proteger valiosos patrimonios de sus clubes.

En fin, la lección: los clubes deben ser verdaderas instituciones, con formativas que tengan recursos económicos y legales, con dirigentes preparados, que den oportunidades a los jóvenes en el primer plantel. Además, si paralelamente les ofrecen educación, salud y asistencia social básica, difícilmente emigrarán del club, ni voluntariamente ni por presiones de terceros. Ya conocen la receta y, si no la elaboran bien, recuerden: “En arca abierta, hasta el justo peca”. Lo que es parecido a “Si no dan facilidades a los inescrupulosos, no les llegará la tentación”. (O)