La serie de Copa Davis a la que me refiero se jugó en Haití, entre el 30 de marzo y el 1 de abril de 1990. Pocos meses antes fui elegido presidente de la Federación Ecuatoriana de Tenis (FET) y nos correspondió jugar la primera ronda en el Grupo Americano, Zona II. Luego de ratificar a Ricardo Ycaza como capitán se conformó el equipo con Giorgio Carneade, Andrés Alarcón y se convocó por primera vez a Pablo Campana, juvenil quiteño, a Luis Adrián Morejón -como invitado para que acompañe al equipo- y también al experimentado Raúl Viver.

Nos acompañó Nicolás Macchiavello, quien se desempeñaba como secretario de la Confederación Sudamericana de Tenis (Consanat); los periodistas Manuel Mejía y Tyrone Florencia, de la prensa escrita; y por radio Caravana Gerardo España. Las facilidades para el periodismo no fueron adecuadas. Se notaba inexperiencia; por ejemplo, no tenían listas las credenciales. La empresa haitiana de comunicaciones no gozaba de recursos para atender conexiones internacionales de nivel aceptable. Era la primera vez que Haití organizaba una Copa Davis.

La delegación ecuatoriana viajó el domingo 25 de marzo de 1990 a Haití. Fuimos recibidos en el aeropuerto por el presidente de la Federación Haitiana de Tenis, Frantz Liautand. Nos hospedamos en el hotel Montana y a partir del día lunes se iniciaron las prácticas en el club Cercle Bellevue. En esos días llovió mucho en Puerto Príncipe, una ciudad llena de contrastes. En la parte alta estaba el majestuoso Palacio de Gobierno, las residencias de esa clase privilegiada -habitada por militares-, donde también estaba el hotel Montana. En la parte baja era la más extensa y ahí la pobreza y la miseria eran impresionantes.

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Foto: Archivo

El vehículo de la delegación al detenerse en cualquier calle del centro de la capital era inmediatamente rodeado por gran cantidad de haitianos que golpeaban las ventanas, pidiendo limosna. Era una señal del nivel de pobreza que soportaban las grandes mayorías. Pudimos constatar, con mucha tristeza, la desesperación de un pueblo postergado y por esos días atacado por el VIH, el terrible virus que causa SIDA. La capital haitiana parecía un pueblo herido y abandonado, y esa realidad contrastaba con la de los sectores privilegiados que ostentaban el poder absoluto de las armas.

Haití había soportado una crisis política extensa al ser gobernado y manchado de sangre durante 30 años por los Duvalier, Papa Doc y su hijo Baby Doc. Luego el ejército se hizo del poder, hasta que el pueblo intentó sublevarse, armado por militares disidentes que protestaban por los abusos. El enfrentamiento, unos días antes de la disputa de la Davis contra Ecuador, dejó más de 300 muertos. El ambiente estaba enrarecido, tenso. Los militares revisaban a todos los visitantes. La delegación ecuatoriana no estuvo al margen de aquello y pasó momentos inquietantes. Los reclamos que hicimos a las autoridades del tenis se las llevó el viento.

El árbitro general de la serie fue el francés Michel Perot y el sorteo se realizó en el mismo hotel donde estábamos hospedados. Para esa época, Ronald Agenor era la principal figura de Haití y su mejor ubicación en ranking había sido número 17 pocos meses antes. Mientras, Raúl Viver estaba número 280 de la ATP y Carneade ya figuraba como el número 406 de esa clasificación.

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El capitán de Haití, Pat Chemaly, también incluyó a la lista a Bertrand Lacombe como raqueta número dos, a Rubén Lamothe y a Ed Delphin, cuatro jugadores muy altos, sobre todo Lacombe quien además había jugado en el mes previo una la final en un torneo en República Dominicana.

Viver vs. Lacombe. Raúl, sin jugar un buen partido, poco a poco aprovechó los errores de Lacombe, quien mostraba como mejor arma su servicio, pero fallaba mucho en su golpe de revés. Aunque ganó Viver, en el transcurso del partido se lo notó muy disgustado con su rendimiento. En una hora y 34 minutos, Viver ganó el primer punto para Ecuador 6-4, 3-6, 6-4, 6-3. Ricardo Ycaza en declaraciones para la radio dijo no estar contento con el rendimiento de Viver, pero que el punto era importante.

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Foto: Archivo

Agenor vs. Carneade. Giorgio, en su típica manera de ser, me dijo en el camerino previo al partido: “Al tenista famoso de Haití lo voy a matar en la cancha”. Por supuesto que nos pareció una exageración. A la hora del juego había unos 800 espectadores que disfrutaban mucho el tenis y que estaban ansiosos de ver el triunfo de Ronald Agenor, su ídolo. Lo que nunca esperamos es que Carneade juegue tan bien ese partido, que no se pudo culminar por falta de luz; en el momento de la suspensión iban igualados en dos sets: 6-2, 4-6, 6-3, 4-6. Al día siguiente, a partir de las 09:00 el último set lo ganó Agenor.

Carneade-Campana vs. Agenor-Lamonthe. El sábado 31 de marzo se jugó el partido de dobles y el palco de honor estaba copado por militares de variados rangos. El ministro del deporte de Haití era el más asediado por la prensa local. La ataché de nuestra delegación nos indicó que los dirigentes debíamos concurrir a ofrecerle saludos, pero también nos comentó que era necesario pasar por un filtro de seguridad, donde debían hacernos el correspondiente cacheo.

Nos negamos a esa exigencia, por supuesto. Momentos de incertidumbre se vivieron al observar el malestar de los generales. Ante esa reacción solicitamos que nos reubicaran en las gradas con los tenistas de nuestro equipo. La queja del caso la hicimos conocer al representante de la Federación Internacional de Tenis por el trato inapropiado recibido. La Federación haitiana fue observada por la FIT.

El capitán Ycaza hizo jugar a Campana y Carneade y el partido de ambos fue extraordinario. Tanto Giorgio como Pablo sorprendieron a todos los presentes que llenaron el estadio. Los ecuatorianos derrotaron a los haitianos con un buen juego de net. Llamó la atención la velocidad de Campana. Ganó Ecuador 7-5, 7-6, 6-3 y se puso 2-1 en la serie.

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Agenor vs. Viver. Fue el choque entre los más expertos, las raquetas número uno de cada país. Al haitiano vi el viernes contra Carneade y si bien es cierto que tenía algunos golpes destacados, no me convencía su nivel general de juego.

En ese día Raúl Viver volvió a jugar desconcentrado, muy nervioso, y a veces se lo vio discutir con Ricardo Ycaza. Fue un partido malo técnicamente. Agenor lo aprovechó y lo derrotó por 4-6, 6-3, 7-5, 6-1 y la serie se empató 2-2.

Carneade vs. Lacombe. Otra vez hubo inspiración de Carneade. En el partido se mostró agresivo y muy confiado. Atacó continuamente a Lacombe, a quien se le fue complicando su mejor arma, que era el servicio. Carneade también sabía que el alto tenista haitiano era muy lento, lo que supo aprovechar. Carneade lo derrotó sin atenuantes 6-2, 6-3, 6-2. Nuestra celebración por el triunfo fue muy recatada. Nos retiramos lo más rápido al hotel.

Al regresar a Ecuador el padre del tenista Andrés Alarcón hizo declaraciones fuertes contra Ricardo Ycaza, a quien tildó de regionalista por no hacer jugar a su hijo. Se ganó merecidamente, pero quedó en nuestra memoria la triste situación que pasaba el pueblo haitiano y la tensión que se vivió durante la serie. (O)