Eterna será la discusión entre el ayer y el hoy en el fútbol, si antes era más atractivo y técnico que el de hoy, si el de hoy es más físico. La realidad es que la técnica actual es insuperable porque se da en un contexto de mayor dificultad: con atletas superentrenados que marcan a centímetros, con la velocidad que impera en cada maniobra y con marcadores muy informados acerca de lo que puede hacer cada adversario igual se ven proezas técnicas y goles espectaculares. Sin ir un siglo atrás, volvemos a ver en videos el Mundial de México ‘70 y notamos que los jugadores recibían el balón y tenían grandes espacios por delante y bastante tiempo para controlar y decidir cuál era la mejor opción de juego. Y el ritmo lento permitía el lucimiento individual. Además, se sabía poco del rival, una ventaja para el atacante. Si un lateral enfrentaba a Garrincha y no lo había visto nunca, hasta que captaba cómo enfrentarlo el otro ya lo había pasado veinte veces. No se trata de demeritar a los futbolistas de entonces sino de puntualizar algo concreto. Lo que no puede alcanzar el presente es el romanticismo y la naturalidad de aquellos tiempos. Pero la evolución es indiscutible.