Desde que empecé a ver fútbol sentí admiración por aquellos equipos que unían a su calidad técnica una dosis de coraje y audacia para superar circunstancias difíciles y voltear resultados desfavorables. Oncenas capaces de derribar pronósticos negativos y estadísticas adversas. Pocas veces la técnica y el funcionamiento estilizado son suficientes para llegar a la victoria o alcanzar una corona. Los aderezos complementarios son la valentía, el arrojo, la intrepidez que dan el sabor triunfal a un equipo y lo hacen grande e inolvidable.