Uruguay inventó un adjetivo: Maracanazo. Tiene dos acepciones: una para identificar su inmortal victoria sobre Brasil en el Mundial del 50. Otra, para reflejar un triunfo sorprendente, totalmente inesperado, para darle a un batacazo una dimensión colosal. Desde entonces hacia acá, todo éxito “imposible” es un Maracanazo. No son tantos. Dinamarca dio un Maracanazo en la Eurocopa de Suecia 1992. Ni siquiera estaba clasificado, entró por la sanción a Yugoslavia y se alzó el laurel. Cienciano dio otro en la Sudamericana 2003 venciendo a River. Once Caldas, en la Libertadores 2004 ante Boca. Grecia, campeón de Europa 2004 en Portugal derrotando dos veces… a Portugal, la segunda en la final. Independiente, campeón 1977 ganando el partido decisivo contra Talleres, jugando con ocho hombres, de visitante y teniendo que ir a buscar el gol que le diera el título.