El periodo de Félix Sánchez Bas al frente de la selección ecuatoriana no puede calificarse de otra manera que como un tiempo perdido. Desde su llegada al país a inicios de 2023, el técnico español presentó un discurso ambicioso, lleno de promesas que lograron ilusionar a algunos. Nos aseguró que instauraría un proyecto sostenible, que formaría entrenadores nacionales, estructuraría las divisiones juveniles y prepararía a los jugadores para que su transición a la selección mayor fuera fluida y coherente. Prometió además un equipo con mentalidad ganadora, capaz de dominar la posesión y de imponer un estilo de juego convincente, sin importar el rival.