Una ofensiva mediática se ha desatado en el seno de la Federación Ecuatoriana de Fútbol tan dada al secretismo y al menosprecio a las opiniones del periodismo independiente. De repente han aparecido en los medios de todo tipo el presidente Francisco Egas y el titular de Independiente del Valle, Michel Deller. El discurso es el mismo: no hay influencia alguna en las convocatorias de la selección. Deller ha repetido hasta la saciedad que su club “es una entidad sin fines de lucro”, esto es, que nunca ha hecho negocios: nunca a influido en el llamado a jugadores que poco después han sido vendidos. Egas no ha visto nada anormal. Todo ha sido cuestión de los directores técnicos, entre ellos el “Bolillo” Gómez a quien le dio el título de “héroe que hizo mucho por el fútbol ecuatoriano” (Agosto 1 de 2019). El obediente Sebastián Becaccece convoca ahora a un “microciclo” de entrenamiento con jugadores nacionales que antes se negaba a ver. No hay duda: la aventura con el chiquillo de 17 años, desató una tempestad. Lo peor es al trío nadie les cree y las excusas son para el consumo de “giles”.