Una Copa para inmigrantes

Al Argentina 2 - Canadá 0 asistieron 70.000 personas en Atlanta. 30.000 alentaban a la Albiceleste, aunque son inmigrantes de de países latinoamericanos.

Más de 70.000 personas asistieron al partido inaugural de la Copa América entre Argentina y Canadá. Foto: EFE

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“Un solo partido del Real Madrid vale 20 millones y la FIFA nos quiere dar esa cantidad por toda la copa”, protestó Carlo Ancelotti hace dos semanas. Se refería al Mundial de Clubes. Y un solo partido de Messi vale más que eso, pero a Argentina le pagan 2 millones por los tres juegos de fase de grupos en la Copa América. No cierra. Esta Copa América es un fantástico negocio, pero también muy incómoda. Y así será el Mundial dentro de dos años. El fútbol sigue creciendo en Estados Unidos, pero sostenido por los 65 millones de inmigrantes latinoamericanos. En la población puramente norteamericana entra por goteo. “Los estadounidenses van más cuando en la pretemporada vienen el Barcelona, el Real Madrid, el Manchester United…; ahí sí van. A la Copa América, poco, pero sí va aumentando el interés, y el efecto Messi ha sido muy importante”, dice la periodista venezolana Johani Ponce, radicada en Miami.

“En Phoenix, Arizona, donde vivo, no hay nada de ambiente de Copa. El primer partido acá es el viernes, Costa Rica-Colombia, y voy a ir con mi hijo. Ese día podré dar una percepción más certera del ambiente, aunque no creo que ese partido atraiga a muchos aficionados aquí. Pero si vas por las calles no hay carteles ni anuncios. Para los gringos, al menos acá, el torneo no existe”, amplía José Luis Pierrend, estadígrafo peruano con años en el país del norte. Luego aclara: “Hay que considerar que están en pleno desarrollo las finales de la Stanley Cup (la liga de hockey sobre hielo) y eso atrapa a los norteamericanos. Es la cuarta liga después de la NFL (fútbol americano), la NBA (básquet) y la MLB (béisbol). Es, creo, la liga a la que la MLS debería apuntar a desbancar. Las otras tres me parecen intocables”.

Al Argentina 2 - Canadá 0 asistieron 70.000 personas en Atlanta, unos 40.000 argentinos y otros 30.000 que también alentaban a la Albiceleste, aunque son inmigrantes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Venezuela y otros países latinoamericanos, todos llegados desde ciudades cercanas. “Hay más afición que hace veinte años; no obstante, al norteamericano puro no le interesa la Copa América. Es un torneo más para la población inmigrante. Y ahí son mayoría mexicanos, colombianos, venezolanos, ecuatorianos y peruanos. A Argentina y Brasil lo verán no solo inmigrantes de esos países, sino también de otros, como los centroamericanos”, opina Nahum Valladares, hondureño que viaja permanentemente a la patria de Washington. Y agrega: “Los estadios de la Major League Soccer se ven siempre llenos, pero la mayoría de esos escenarios tienen capacidad para veinte o treinta mil espectadores. Los del fútbol americano, que son gigantes, solo los usan en grandes partidos internacionales como esta Copa”.

“Es un torneo tortuoso y nadie ha pensado en la prensa, no hay apoyo de ningún tipo para hacer la tarea, la organización es muy mala, por decir algo suave, y está a cargo de gente inexperta”, dice Rafael Crisóstomo, fotorreportero peruano, con cuatro décadas de residencia en EE. UU. “Seguir el torneo es casi imposible. Vengo de ver Perú-Chile en Arlington, Texas. Estuve en el estadio con Miguel Ruiz, compatriota periodista de Latinmedia, que entre partido y conferencia de prensa salió del recinto a las once de la noche. Tomaba un vuelo para Kansas a las ocho de la mañana, pero hay que estar tres horas antes, o sea, a las cinco. Y un Uber hasta el aeropuerto le pone una hora, así que en lugar de ir al hotel se fue directo al aeropuerto a escribir y dormir un par de horas allí, en un banco. Y encima no había vuelo directo; debía hacer trasbordo en Orlando, lo que implica dos horas más. Así es todo. Es una Copa muy dura, con catorce ciudades, todas muy lejos una de otra y en un territorio gigante”. Y añade: “No hay transporte público desde los estadios y la organización no ha puesto buses para trasladar a fotógrafos y periodistas, como en los mundiales”.

Es en este tipo de situaciones cuando uno se pregunta: ¿qué porcentaje de su popularidad debe el fútbol al periodismo, que viene difundiendo hasta sus más mínimos detalles desde hace un siglo y medio…? Es un fogoneo incesante de noticias y comentarios sin ningún tipo de rédito, pero es la información que más reclama el público. En 2008 entrevistamos al reconocido comentarista argentino Fernando Niembro. Cierta vez, Niembro comentó que lo más importante del fútbol es el periodismo. Le preguntamos por qué. “A mí de da la sensación de que sin difusión este gran espectáculo no existiría. Hablo del gran show profesional. Por supuesto que el fútbol va a existir siempre. Antes de que naciera el periodismo ya se jugaba, en la China o en Italia. Pero ¿qué sería del Mundial sin televisión, sin radio, sin fotógrafos, sin prensa escrita? Sería como un partido de solteros contra casados, un juego muy divertido del que se enterarían solo los que participaran, por eso creo que la tarea periodística es más importante que el juego”. Y puso un ejemplo: “Imaginate que se va a jugar un partido donde estén Messi, Cristiano Ronaldo, Zidane, Ronaldinho, Iniesta, todos fenómenos, pero no tuviera ningún tipo de cobertura mediática, cero. ¿Para qué sirve…? ¿Quién se enteraría…?”.

En la Eurocopa es otra cosa. Por un lado, la ventajosa ubicación geográfica de Alemania, su extraordinaria conectividad por avión, tren o carretera. Esa facilidad de transporte permite, sobre todo a los aficionados de países vecinos, ir y volver en el día. Por eso, a los partidos van decenas de miles de holandeses, franceses, polacos, checos, daneses, belgas, inclusos balcánicos. Y también los no tan vecinos, como españoles, portugueses, ingleses o escoceses. En esta Euro hay una región del oeste alemán con cuatro sedes en un radio de aproximadamente 80 kilómetros: Gelsenkirchen, Dortmund, Dusseldorf y Colonia. Y de Gelsenkirchen a Dortmund mucho menos: 34 km. Ideal para todo el mundo: organizadores, selecciones, prensa, hinchas.

Ah… hubo un partido. Pese a que estrenaban técnico (Fossati y Gareca), nada cambió: Perú y Chile jugaron como si fueran el último y el antepenúltimo de la eliminatoria. Que lo son. El empate dejó satisfechos a los hinchas incaicos. “Es que de antemano pensábamos que nos metían tres, pero terminó siendo parejo”, dice Ricardo Montoya, comentarista de la televisión peruana. (O)

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