El seleccionador Gustavo Alfaro, que saltó del fracaso con Boca Juniors a la categoría de casi héroe con una selección ecuatoriana que armó sobre la marcha y con la que logró impactantes triunfos en el 2020, puede pasar de héroe a villano por sus experimentos y errores, que el domingo le costaron a sus pupilos una dolorosa derrota.