Los promotores de la Superliga Europea reiteraron que esta no es una competición rupturista y que “apoya plenamente los valores expuestos” en el informe aprobado por el Parlamento Europeo, cuestionando a su vez el régimen de monopolio que mantiene la UEFA en las competiciones europeas.

En un documento suscrito por Anas Laghrari y John Hahn como promotores de la Superliga, indicaron que “en ningún ámbito de actividad de la Unión Europea serían permisibles actuaciones como las de la UEFA -con sede en Suiza, fuera de la Unión-, que actúa en régimen de monopolio como único regulador y organizador de competiciones europeas, bloqueando cualesquiera iniciativas de terceros que compitan con su monopolio”.

“El deporte europeo, y el fútbol en particular, necesita protección urgente ante los abusos que vienen siendo cometidos por una serie de actores ajenos a la Unión Europea, que persiguen intereses no relacionados con el deporte y utilizan clubes de fútbol como plataforma para sus propios intereses, incumpliendo el fair play financiero y dañando la sostenibilidad del fútbol tradicional”, añadieron.

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Los promotores del proyecto, del que no se han desvinculado Real Madrid, Barcelona y Juventus, mantuvieron que “la Superliga es precisamente proteger el fútbol europeo frente a dichos abusos, asegurando el cumplimiento estricto del fair play financiero, garantizando la sostenibilidad financiera de los clubes y estableciendo un sistema de gobierno transparente y eficaz para los clubes, y no en beneficio de terceros ajenos a la Unión Europea, sean o no Estados, que utilizan el fútbol para otros fines”.

“Estamos convencidos de que los tribunales europeos y, en particular, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, protegerán la aplicación de la normativa de la Unión, regulación que la Superliga respeta plenamente, y celebramos que el Parlamento Europeo haya decidido también en su sesión de hoy centrar su atención en proteger la sostenibilidad del fútbol en la Unión, actualmente amenazada, lo que siempre ha sido el objetivo central de la Superliga”.

También afirmaron estar “a disposición del Parlamento Europeo y de las instituciones de la Unión Europea para trabajar juntos en la consecución de dichos objetivos”, así como “de los distintos actores del fútbol para entablar un diálogo constructivo con el fin de abordar las cuestiones mencionadas y encontrar las mejores soluciones para el fútbol europeo en su conjunto”.

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Tras la aprobación en el Parlamento Europeo, con 597 votos a favor, 36 en contra y 55 abstenciones, del documento que se opone al proyecto sus impulsores insistieron en que la Superliga persigue los mismos objetivos para el futuro del fútbol europeo y un modelo que integre los principios de solidaridad, sostenibilidad, inclusión, competición abierta, mérito deportivo y equidad.

Nunca se concibió como una competición rupturista. Al contrario, la Superliga condicionó su mera existencia, incluso contractualmente, a que quedara garantizada su plena compatibilidad con la participación de los clubes de la Superliga en sus respectivas competiciones nacionales, ya sea por su reconocimiento por parte de UEFA/FIFA o, alternativamente, mediante la obtención de protección adecuada por parte de los tribunales de la Unión Europea”, subrayaron. (D)