Terminó la maldición del Manchester City en la Champions League. El equipo inglés que dirige Josep Guardiola estalló de alegría este sábado cuando el disparo de Rodri, a 22 minutos para el final, besó la red. Un envío delicado, para salvar a los jugadores del Inter de Milán agrupados frente a la portería, pero con la potencia de querer derribar de una vez por todas la barrera mental de este equipo en la competición más importante.