Por Alberto Spencer, en febrero de 1960, Peñarol le pagó al Everest $ 10.000, una cifra paupérrima para los estándares actuales. Cabeza Mágica le dio al club más popular de Uruguay varios cientos goles, títulos, y algo más importante: aterrizó en Montevideo “como un predestinado” para liderar, en Peñarol, “todo un cambio de rumbo: del fútbol de comarca se pasó al fútbol mundial”, sentenció en 1969 el periodista charrúa Ricardo Lombardo acerca del crack oriundo de Ancón.