El australiano Michael Matthews, Míster Bling, brilló con luz propia con una gran victoria en solitario en la decimocuarta etapa del Tour de Francia disputada entre Saint Etienne y Mende, de 192,5 kilómetros, en la que el danés Jonas Vingegaard aguantó los ataques de Tadej Pogacar para mantener intacto su maillot amarillo.

Matthews (Canberra, 31 años), dos veces segundo en este Tour, logró su ansiada victoria en solitario, la cuarta en su palmarés en la Grande Boucle, siendo el mejor de la escapada el día, compuesta por 23 corredores. Aterrizó en el aeropuerto de Mende con tiempo para desplegar su coreografía particular, feliz, incrédulo, brazos en alto, con un tiempo de 4 horas 30 minutos 53 segundos, a una media de 42,6 km/hora.

Mister Bling, un apodo que resume su afición a llevar bisutería llamativa, relucientes, como pulseras, pendientes o collares, brilló como el oro bajo el cruel sol de Occitania. Sus arrancadas en la Subida Jalabert le permitieron doblegar al italiano Alberto Bettiol (EF Education-EasyPost) por 14 segundos y al francés Pinot en 34.

Publicidad

El pelotón llegó desperdigado, con Pogacar y Vingegaard juntos, pegados, a 12 minutos 34 segundos, todo un mundo, pero ambos lograron meter tiempo a otros rivales. Nairo Quintana y Geraint Thomas se dejaron 17 segundos y Enric Mas, que al final no estuvo delante, 38.

Tablas en lo más alto de la general. Vingegaard mantuvo a raya a Pogacar, ofensivo al principio y al final subiendo al aeródromo. El esloveno no se despega del danés ni un metro. No hay concesiones. El líder del Jumbo lidera el Tour con 2 minutos 22 segundos sobre el doble ganador de la ronda francesa, y aventaja en 2 minutos 43 segundos a Thomas, los del podio.

Apenas se dio el banderazo de salida la etapa se volvió loca. Múltiples ataques de inicio, algo que puede ser habitual, pero no lo es tanto que los hombres de la general ataquen a fondo.

Publicidad

Pogacar, herido y con sed de venganza desde su maldita cumbre del Granon, donde perdió el maillot amarillo, pasó a la ofensiva y encendió todas las alarmas en el Jumbo del líder, que enseguida blindó a Vingegaard.

El pelotón quedó roto en el primer aviso del esloveno, quien se siente raro con el maillot blanco de mejor joven, alejado del jersey que acredita al patrón de la carrera. Un segundo experimento llegó en la subida a la Cota de Saint-Just-Malmont (3.ª categoría), otro latigazo de Pogacar, que esta vez logró que uno de los efectivos del Jumbo, Primoz Roglic, quedara rezagado.

Publicidad

Con toda la etapa por delante se calmó el ambiente bélico entre los favoritos, y fueron los aventureros los que tomaron la palabra. Se formó una enorme expedición de 23 en el kilómetro 40, con los españoles Marc Soler y Luisle Sánchez, el colombiano Daniel Martínez, Kämna, Konrad, Mühlberger (Movistar), Geschke, Küng, Pinot Meintjes, Bettiol, Powless, Urán, Mollema, Fuglsang, Woods, Matthews....un proyecto interesante que no preocupó al pelotón, que dio luz verde.

La fuga empieza a desintegrarse en la subida a la Cota de la Fage (3.ª), donde se destacan Luis León, Kroon, Matthews y Grobschartner, con Soler, Daniel Felipe y Kamna, Pinot en la persecución.

La presencia de Luisle permitió soñar al ciclismo español con cortar la racha de 4 años sin ganar, 84 etapas en el Tour, desde que Omar Fraile, precisamente en Mende, se impuso en 2018. Anteriormente lo hicieron otros dos españoles, Marcos Serrano y Purito Rodríguez.

La Cota de la Nueva Cruz, (2.ª,3 kilómetros al 10,2 %) conocida desde 1995 como Subida Jalabert por el triunfo en solitario del ciclista francés del ONCE, aquel día vistiendo el maillot verde, prometía espectáculo, por la etapa y por la posible lucha entre la alta jerarquía.

Publicidad

Por delante atacó Matthews con virulencia, le siguió Bettiol, abriendo hueco, pero el ciclista aussie no se rindió, apretó los dientes y se recuperó para ponerse al frente. Ya no le iba a ver nadie el pelo, ni los collares ni pendientes.

Matthews, corredor que ganó el Mundial sub23 en 2010 y más tarde 3 etapas de la Vuelta y 3 del Giro, impuso su clase, que se manifiesta sobre todo cuando hay cuestas cerca de meta. Firmó la etapa más brillante de su palmarés, que acumula ya 39.

Los favoritos esperaron a la última subida para mostrarse. Pogacar se decidió a atacar a 3,5 de meta. Se le pegó Vingegaard, y como buenos amigos llegaron de la mano. Por aquello del orgullo, el esloveno esprintó en la pista de aterrizaje. Ese duelo sí se lo ganó al danés. Pero nada más.

Este domingo se disputa la decimoquinta etapa entre Rodez y Carcasona, de 202,5 kilómetros la segunda más larga de la presente edición. En el trayecto solo dos cotas de tercera categoría. Jornada propicia para aventureros sin descartar un esprint. (D)