El belga Jasper Philipsen (Alpecin-Deceuninck) se estrenó en el Tour de Francia imponiéndose en un apretado esprint en la decimoquinta etapa disputada entre Rodez y Carcasona, de 202 kilómetros, jornada marcada por el calor en la que el danés Jonas Vingegaard retuvo el maillot amarillo y perdió 2 compañeros de equipo.

Philipsen (Ham,24 años), por fin levantó los brazos en el Tour. El belga había conseguido cuatro segundos puestos, pero en Carcasona, donde se impuso Mark Cavendish el año pasado igualando las 34 victoria de Eddy Merckx, ganó el pulso por velocidad en una llegada disputada al límite, por delante del belga Wout van Aert (Jumbo-Visma), cuatro veces segundos ya, y del danés Mads Pedersen (Trek-Segafredo).

Jonas Vingegaard mantuvo el maillot amarillo con un coste elevado. Perdió antes de salir a Primoz Roglic y en acto de combate a Steven Kruijswijk.

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El líder se quedó sin dos de sus soldados, dejando al Jumbo con seis efectivos, los mismos que el UAE-Team Emirates de Tadej Pogacar, que sigue segundo en la general a 2 minutos 22 segundos.

Se igualaron así efectivos, se equiparan las fuerzas la víspera de la tercera jornada de descanso y en vísperas de los Pirineos.

La general no tuvo cambios. Mantuvo la tercera plaza Geraint Thomas, a 2 minutos 43 segundos, Bardet la cuarta y Nairo Quintana la sexta. El español Enric Mas (Movistar) cierra el top 10 a 9 minutos 58 segundos.

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Etapa con salida en Rodez, localidad natal del centenario pintor Pierre Soulages, 102 años de artista, “el pintor del negro, del arte abstracto e informal”.

Calor insoportable en la región occitana que obligó a la organización a tomar medidas excepcionales, como permitir el avituallamiento desde el kilómetro cero hasta 10 de meta. Un día donde un corredor se bebe cerca de 12 litros de agua y sobrevive como puede, incluso poniéndose bolsas de hielo en el cogote.

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No se enfrentó a la canícula Primoz Roglic, abandonado por sus fuerzas y dolorido desde su caída en el pavés. El triple ganador de La Vuelta tiró la toalla por segundo año consecutivo y ya puede preparar el asalto al cuarto maillot rojo. Una baja importante para el líder Jonas Vingegaard.

Tampoco se subieron al pelotón, pero por COVID-19, dos ganadores de etapa, como el danés Magnus Cort y Simon Clarke.

Pronto desafiaron al ardiente asfalto van Aert, que no se pierde una escapada, Nils Politt y Mikkel Honoré. El belga se descolgó rápido porque el pelotón no permitiría la fuga con el maillot verde por delante. Quedaron el gigante alemán, ganador el año pasado en Nimes, y el danés, un tipo aplicado que habla 6 idiomas y ha cursado estudios económicos y de mercadotécnia.

Infortunios del Jumbo

Mientras Politt y Honoré se iban despidiendo de su baldía aventura, la etapa seguía dando la espalda al Jumbo. A la baja inicial de Roglic se iba a unir la de Steven Kruijswijk, quien aterrizó en el abrasante asfalto a 67 de meta. Mano a la clavícula, directo al hospital.

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Con el holandés en la ambulancia el turno del infortunio le correspondió al propio líder. Vingegaard restregó el maillot amarillo por la calzada, pero a diferencia de su compañero se levantó, cambió de bici y volvió al pelotón, que le esperó. Ser el jefe tiene esas cosas.

Antes de coronar la Cota des Cammazes (3a, 5,1 kilómetros al 4,1 %) se acabó la fuga de Politt y Honoré. Empezaba otra etapa, y cómo no, con otra fuga. Dos franceses se echaron al monte camino de Carcasona. Más ilusión que opciones de éxito.

El esprint empezaba a tomar forma, por mucho que se rebelaran un rato los galos Benjamin Thomas y Alexis Gougeard, siempre controlados por el Trek, DSM y UAE. Algunos esprinters volvieron al grupo tras padecer su cuota de sufrimiento en el ascenso.

El intento de los franceses se difuminó como una pintura de Soulages, no sin antes levantar la voz Gougeard, empeñado en firmar una obra de arte junto a la Ciudadela de Carcasona, maravilla patrimonial de la UNESCO.

Primero se esfumó Thomas, pero aguantó Gougeard. Uno contra todos. El desenlace iba a tener poco de abstracto y mucho de realista. Ineos pasó a tirar delante, el viento lateral encendió los nervios, los equipos de los esprinters se agruparon delante y los guepardos iban a entrar en escena, no sin antes devorar al rebelde francés a 400 metros de la línea.

Philipsen fue el más poderoso en la ceremonia del esprint. Hubo igualdad, incluso foto de llegada, pero el belga desplegó potencia ante las acometidas de van Aert, Pedersen y Sagan. Una brillante puesta de largo en una ciudad monumental, guardada por la belleza de sus murallas. Su nombre ya está en la historia del Tour. Un artista del esprint.

Este lunes el pelotón disfrutará de la tercera y última jornada de descanso en Carcasona, un día para recuperar fuerzas antes de afrontar la semana decisiva en los Pirineos, donde esperan como citas claves las llegadas en Peyragudes y Hautacam.

El martes vuelve la carrera con la decimosexta etapa entre Carcasona y Foix, fracción de 178,5 kilómetros. (D)