Antes de hacer Toy Story en 1995, el video más largo que Pixar había realizado duraba 5 minutos. No tenía un departamento de arte o editorial y su nómina no llegaba a 20 personas.

Mucho ha cambiado en estos 24 años para el mayor estudio de animación del mundo, y la saga sobre esta querida pandilla de juguetes, que lideran Woody y Buzz Lightyear, es la perfecta escala de medición.

Hoy tiene 1.247 empleados y, con cada nueva película, Pixar fue modernizando su programa de computación, RenderMan, para acercar sus animaciones a la precisión de la vida real.

Publicidad

"El plástico era nuestro amigo, era el único material que nuestro programa manejaba bien", explicó Bill Reeves, supervisor tecnológico de la película y en Pixar desde 1986, en una presentación en los estudios en Emeryville, a las afueras de San Francisco.

Bob Polly, diseñador de producción, que lo acompañaba, recordó cómo en las primeras dos entregas de la saga las animaciones de "humanos eran muy difíciles".

"Con el paso de los años hemos mejorado. Las herramientas son mejores y creo que hemos llegado a un punto en el que son mucho más atractivos y menos extraños", añadió Polly, que comenzó a trabajar en Pixar en 1993.

Publicidad

El ejemplo más claro es Andy, el niño al que pertenecen todos estos juguetes. Desde la primera película hasta la cuarta, el cambio es radical: ahora tiene cabello, una expresión facial, movimiento más real.

Bret Parker, que entró en Pixar en 1996 y ha trabajado en la animación Woody, Buzz y muchos de los personajes que han llenado la pantalla a lo largo de estas cuatro películas, coincidió con él.

Publicidad

"A veces me digo 'si tan solo hubiéramos tenido esta tecnología que tenemos ahora las hubiéramos hecho más ricas, más completas'", dijo a la AFP.

La lluvia es otro ejemplo: la escena que abre el cuarto filme es en una tormenta que parece real, lejos de los trazos toscos de la lluvia en la primera. (E)