A los 16 años Paúl Toledo salió de su natal Puyo en busca de su más grande sueño: ser un artista, y es así como llegó a Riobamba, en donde eligió las artes visuales como carrera universitaria. Luego de incursionar en varias técnicas como la pintura, la escultura y otras prácticas, descubrió el muralismo, un formato que lo hace sentirse libre.

“El muralismo es una cosa muy compleja porque te invita a que el espectador no entre a la galería, sino que como transeúnte pueda disfrutar de la obra, y también crea este choque de que obligas a la gente a que entienda el significado o que busque la información de lo que tú has plasmado”, señala el artista que cree que este arte “es una responsabilidad más grande, porque invita a la gente que no conoce el arte a sumergirse en este”.

Han pasado diez años desde que Toledo, quien en el mundo artístico se hace llamar Bless (significado religioso de bendición o mil veces feliz), se viene dedicando al muralismo. En ese tiempo ha llevado su arte a unas 20 ciudades del país, sumando al menos 1000 murales, cuyo contenido se enfoca en el rescate de la memoria ancestral y cultural del Ecuador.

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Ahora está en Guayaquil trabajando en una obra de 12 metros de alto por 8 de ancho, que forma parte de una campaña de Cervecería Nacional y su marca Pilsener para resaltar la identidad cultural y promover la unión del pueblo.

Diablo Huma, la Reina del Carnaval y el Payaso de Cayambe son los personajes de la cosmovisión andina que Bless decidió retratar sobre una lona que será ubicada en la fachada del edificio Simón Bolívar (Malecón y V. M. Rendón).

“Estamos tratando de rescatar a estos tres personajes, pero con una propuesta más realista”, cuenta el artista de 26 años, quien en febrero y mayo prevé participar en encuentros de muralistas en México y Rusia, en su orden. (I)