Fue la mañana del 9 de septiembre cuando un hombre le roció en su casa de Huajuapan de León (Oaxaca, México) un bote con ácido y que quemó la mitad de su cuerpo. Después de seis meses de haber sido atacada, María Elena Ríos Ortiz, volvió a realizar una de sus pasiones: tocar su saxofón.

El infierno de Malena, como la llaman en su familia, empezó hace dos años, según relata El País. Estudió Comunicación Social en Puebla y Saxofón en el Conservatorio de Música de la misma entidad. En 2017 se abrió una vacante para un puesto en la oficina de prensa del entonces diputado Juan Vera Carrizal, del PRI, en su pueblo de Oaxaca. Y, aunque su sueño era vivir de la música, necesitaba pagarse sus cursos y comer. Aplicó.

El diario español resume como ella y Vera Carrizal comenzaron una relación poco después de que entrara a trabajar a su oficina, al menos así lo afirma su hermana Silvia, quien ha guardado cada uno de los mensajes y archivos que se enviaron durante esos años en un disco duro por miedo a que alguien de la Fiscalía pudiera borrarlos.

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Ahora, sin su agresor intelectual detenido, Ríos intenta retormar su vida. Durante la transmisión del noticiero matutino de Televisa, la saxofonista decidió subirse al escenario acompañada de la cantante Ximena Sariñana.

¡Gracias Malena! @elenarios93

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Juntas comenzaron a entonar y vocalizar una versión de la canción popular oaxaqueña La llorona.

Momentos antes de este emotivo episodio, la artista habló con la periodista Paola Rojas, a quien le hizo evidente su frustración respecto a los avances legales en la investigación de su caso, pues no ha visto un desarrollo claro en él, aun cuando considera que existe suficiente información para atrapar al presunto autor intelectual de su ataque.

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María Elena se mantiene con la esperanza de que se la haga justicia, ya que ha pasado por un proceso largo, además de doloroso.

En el noticiero de Televisa declaró que, “no es algo que se puede curar de aquí en un mes, es un pronóstico de recuperación, para que quede más o menos como estaba, de alrededor de cinco o seis años y eso es algo que me desconcierta mucho, porque yo no estaba así”. (I)