Empezó en TC Televisión, siguió su camino actoral hasta llegar a Telemundo y Netflix, y ahora estará también en la plataforma de streaming HBO Max. La actriz ecuatoriana Joselyn Gallardo, quien en silencio ha logrado llegar a espacios representativos para artistas, es la protagonista de Welcome Back, un cortometraje dirigido por Tiffany K. Guillen y que está disponible para los usuarios del servicio de streaming en Estados Unidos.

Gallardo, quien fue parte del elenco de la producción Sin senos sí hay paraíso, vuelve a ponerse en la piel de una mujer latinoamericana, pero con un vida completamente distinta a la de su anterior trabajo. En Welcome Back, Gallardo interpreta a Rosa, una madre que intenta huir con su hija de Venezuela al ser perseguida por las autoridades del país, luego que ella y su pareja fueron organizadores de protestas por los derechos de sus ciudadanos.

El filme también ha participado en diversos festivales cinematográficos e incluso ha sido nominado en algunos para su competencia, entre ellos, College Television Awards y Athena Film Festival. Entre los reconocimientos que ha obtenido, Gallardo logró ganar como mejor actriz por su rol en el corto en el Mammoth Film Festival.

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La directora además ha sido nominada al Emmy estudiantil, ha sido semifinalista de HBO y ganadora del Miami Herald Silver Knight.

“Esta ha sido una producción que, cuando la hice, dije: ‘Pasé por tantas cosas, que no fue fácil grabarlo, y no termina de darme buenas noticias’. Pero, como lo he dicho antes, los trabajos que se hacen con dedicación, con amor, con disciplina, nunca dejan de darte buenas noticias”, sostiene Gallardo.

¿Cómo se dio la convocatoria para el casting y el proceso previo a su selección para el elenco?

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Justo estaba yo en Quito y me contacta Alejandra Corral, actriz y productora, a la que también habían llamado para el casting. Me dice que estaban buscando a la protagonista de un cortometraje que busca contar un poco la historia que está viviendo Venezuela hoy; me cuenta un poco de mi personaje, Rosa, y le pedí que me enviara el casting y si me podía enviar un poco el guion para conocer del personaje y de la historia. Me lo envía; me quedé enamorada del personaje. Sabía que estaban “casteando” actrices pesadas, muy talentosa del país, y que iba a ser un reto.

Y como siempre lo he dicho, a mí los castings me dan mucha ansiedad, me sacan todas mis inseguridades a flote, pero también le veo el lado divertido y la oportunidad, y el lado humilde, porque me digo: “Si llegó este personaje, lo recibo con la humildad con la que debo recibirlo, y a jugar un poquito”. Entonces, eso hice, le busqué muchas cosas al personaje. Siempre digo que me da mucha risa este casting, porque yo le encontré tantas cosas al personaje, y cuando me llamaron al call back con la directora, convirtió al personaje en una cosa completamente distinta. Y ahí es cuando reafirmo mi trabajo.

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Nosotros somos como un equipo atrás, como un carro. Tú crees que eres la única pieza principal, y los castings para mí son eso. La directora me transformó el personaje, me guio, me dio ideas para volver a hacer el casting. Y a los dos o tres días me llamó para decirme que el papel era mío, que yo era la Rosa que estaba buscando.

¿Quién es Rosa dentro de la historia?

La protagonista es una mujer venezolana que, junto con su esposo, organizaron protestas en una etapa muy difícil de Venezuela, donde exigían libertad, derechos y todas las cosas que nosotros como humanos creemos que se nos dan porque así tiene que ser, pero en realidad muchos no las tienen. Entonces, junto con su hija, ella se escapa a Estados Unidos; pero de allá la deportan y la regresan a Venezuela. Y ahí ya tienen que ver el corto para no dañarles la historia.

Su hija, en la ficción, es la ecuatoriana Marina Lalama...

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Es maravillosa. Siempre les dije a sus papás, que la acompañaban siempre, que es un diamante en bruto y que esa niña tiene el talento innato. Es maravilloso trabajar con ella, fue increíble la experiencia. Terminábamos rodaje supertarde y ella seguía superanimada, más que todos nosotros. Fue un placer trabajar con ella. (Rosa) Es uno de mis personajes que hace de mamá, no siempre he hecho de mamá, y ella (Marina) lo hizo muy fácil. Ella hizo que el personaje se divirtiera mucho, que encontrara muchos matices. Es una niña muy orgánica como actriz, así que se hizo un trabajo muy bonito con ella.

Antes hizo de colombiana (Sin senos sí hay paraíso) y ahora personifica a una mujer venezolana. ¿Cómo asume ese reto?

La verdad es que, cuando estrenamos Welcome Back, yo dije que para mí era un completo honor poderme vestir de los colores de Venezuela. Es complejo: es la segunda vez que hago de un personaje que no es de mi país, y el país me permite y me brinda esa oportunidad. Con Martina fue igual, hice de colombiana; y acá, como Rosa, hago de venezolana. Esto es lo divertido de ser actriz, poderte vestir de quien quieras, como quieras y donde sea; y lo recibí así, lo recibí como un reto, lo recibí como una responsabilidad, lo tomé con todas las de ley; y vestirme de Venezuela, y no solamente de una venezolana, sino de ese país y del dolor y la angustia y de todo lo que ellos como país hermano están viviendo, fue una responsabilidad, un reto. Y nada, espero que, cuando lo vean, lo puedan disfrutar, y también vean y puedan opinar y sentir si es que yo hice un buen trabajo, y si realmente pude darle al público un poquito de lo que ellos están viviendo en este momento.

Estar en HBO Max es también abrirles la puerta a futuros artistas locales...

Sí, siempre lo he dicho, el país tiene muchísimo talento, no solamente en la actuación, tiene directores maravillosos, escritores increíbles, guionistas increíbles, tiene personajes que generan contenido maravilloso. Nosotros somos un país con muchísimo talento. Hoy justamente agradecía porque he recibido muchísimos mensajes de felicitaciones, e hice una publicación en mis historias diciendo que lo agradecía mucho y que estas felicitaciones no son solamente para mí, sino para un país entero. Estos pequeños pasos, yo sé que son pequeños en comparación con pasos grandes que tal vez otras personas están dando en otros países, pero esto para mí es una ventanita donde nos ven. Estas ventanas son el chance de que nos vean, de que Ecuador está en el mapa, que está en la cancha y que tenemos talento.

Fuera de pantalla

Durante el tiempo de pandemia, Gallardo se mantuvo en Ecuador junto con su familia. Aunque no se ha vinculado a producciones locales (la última intervención televisiva que hizo fue en Sí se puede, de Ecuavisa), ha retomado nuevos proyectos para su crecimiento personal y profesional, pero en otras áreas.

“La pandemia me regresó a mi familia y pude tener mucho tiempo con ellos; también me regresó a muchas cosas. Estoy estudiando psicología. Me abrió las puertas de hacer unos negocios míos: hoy estoy dedicada a una línea de bienestar junto con mi mejor amiga, que también es mi socia, y muy pronto va a salir. Son emprendimientos míos. Efectivamente, me voy de nuevo, en mis planes está irme a Colombia y luego a México”, cuenta la artista de 30 años.

La directora

Tiffany K. Guillen es la directora, productora y guionista del filme Welcome Back. Nacida en Estados Unidos, hija de padres migrantes venezolanos, Tiffany asegura que la educación que recibió en casa y la cultura la vinculó desde pequeña con Venezuela. “Mi madre es venezolana y me dio una educación muy venezolana. Ella me llevaba a Venezuela a visitar a nuestra familia 2 a 3 veces al año y así se convirtió en mi segundo hogar”, dice.

Sostiene además que “habiendo vivido en los Estados Unidos con padres inmigrantes, a menudo pienso en cómo mi destino ha sido impactado por migración. Ha sido difícil observar a mi familia luchar por permanecer en su propia tierra que no desean abandonar. Quieren quedarse allá, les encanta su hogar pero eventualmente pudiera ser que si las cosas no mejoran, tal vez no tengan otra opción más que irse. Muchos amigos cercanos y familiares tuvieron que irse y he sido testigo de las dificultades que tuvieron que enfrentar”.

El cortometraje que se desarrolla en la ficción en Venezuela pero fue grabado en otros dos países. “Terminamos filmando el 90% de todo en Quito y el resto en Los Ángeles. La película comienza con Rosa y Sophie siendo deportadas y esta parte tuvimos que filmarla en los Estados Unidos”, dice.

“Cuando decidí convertirme en cineasta, me prometí que solo lo haría si pudiera contar historias que pudieran ayudar a otros. Como cineasta, siento que contar historias humanas con un mensaje social es mucho más que mi trabajo, es mi responsabilidad. Tenemos esta maravillosa plataforma que nos permite tener una voz en nombre de aquellos que han sido silenciados y poner una cara a aquellos que se sienten invisibles. El cine es una de las artes en la que se puede disfrazar una lección en un entretenimiento, al mismo tiempo incita a discusiones que tal vez nunca hayan tenido lugar”, Tiffany K Guillen, directora de Welcome Back.

Tiffany menciona que la decisión de rodar la producción en Ecuador se dio por una amiga que vive en la capital ecuatoriana. “La última vez que vine a Quito en 2016, mientras paseábamos por la ciudad, sentí que ciertas partes se parecían a Venezuela. Incluso sentí que olía a Venezuela. Me hizo sentir nostálgica. Recuerdo haber dicho: haría cualquier cosa para filmar una película aquí. Cuando decidí seguir adelante con esta película, sabía que si quería retratar de manera auténtica el mundo de Venezuela, necesitaba un lugar que pudiera proporcionar la realidad estética que buscábamos. Mucha gente no llega a creer hasta qué punto llega la situación en Venezuela, así que sabía que tenía que hacer un buen trabajo no sólo diciéndoles, sino mostrándolo. Se trataba de encontrar los lugares correctos en Quito que finalmente pudimos encontrar”, acota. (E)