La concha acústica del parque Samanes brilló la noche del sábado 15 de noviembre durante la gala número 69 del certamen Reina de Guayaquil.

Entre luces, música y una audiencia expectante, la ciudad conoció a su nueva soberana: Abby Riqueros, quien sucede a Jenniffer Tutivén y se impuso entre dieciséis participantes en un evento conducido por el presentador Eduardo Andrade. Yamila Yamil obtuvo la dignidad de virreina y Paula Véliz fue elegida Estrella de Octubre.

Con 22 años de edad, nacida el 27 de noviembre de 2002, Abby, cuyo nombre completo es Britani Noemí Riqueros Véliz, inició su reinado con una emoción palpable. “Ser reina de Guayaquil no es solo una corona”, aseguró a los pocos minutos de haber sido elegida. “Ser reina de Guayaquil es servir a mi ciudad, y por eso estoy aquí”, complementó.

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Estudiante de Administración de Empresas, soltera y sin hijos, asegura que la vida la ha preparado para así asumir este rol: con sensibilidad, firmeza y amor.

Lo que define a Abby no es únicamente su belleza, sino la fuerza emocional que la impulsa. Tres palabras la resumen: carismática, empática y amorosa.

Y probablemente ese vínculo afectivo profundo se explica por la persona que ha sido su inspiración desde siempre: su hermana Brisa Alejandra, de 26 años, quien tiene síndrome de Down. “Mi verdadera inspiración es ella, mi hermana. Gracias a ella estoy aquí”, expresó emocionada en medio de los aplausos del público.

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Ese lazo familiar no solo marcó su vida, sino que dio forma a su proyecto social para el certamen: 21 Razones, una propuesta que busca construir un futuro sostenible para niños y jóvenes con discapacidad.

Su objetivo es generar oportunidades reales de inclusión a través de alianzas con empresas públicas y privadas, especialmente mediante pasantías laborales. “Quiero ser una voz para quienes no la tienen, representar a quienes muchas veces son invisibles y trabajar por un Guayaquil más inclusivo. Es un proyecto lleno de amor, inclusión y experiencias reales que merecen ser contadas”, comentó con firmeza.

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Para Abby, ser reina no implica un gesto simbólico; la joven apunta a dejar una huella y convertirse en una marca de servicio social. Sueña con abrir puertas, derribar prejuicios y demostrar que con amor, como afirma, se puede lograr todo.

Su mirada humana también se evidencia en su entusiasmo por colaborar con otros proyectos solidarios, como The Bloom Club, iniciativa enfocada en una comunidad de mujeres liderada por su compañera Paula Véliz.

Aunque la corona acaba de llegar a su vida, Abby asegura sentirse preparada para los retos que se vienen: “Me encantan los retos. Esta noche ha sido hermosa y se vienen grandes desafíos, pero los vamos a cumplir”. Agradece la armonía vivida con las candidatas y la dedicación de su equipo de preparación, quienes, según contó, confiaron plenamente en ella desde el inicio.

Fuera de la pasarela y las cámaras, Abby es una joven que disfruta de placeres locales y cotidianos. Nacida y criada en Pascuales, es amante de los espacios icónicos de la ciudad, como el parque Samanes, el cerro Santa Ana y el Malecón 2000. Confiesa que su debilidad está en la gastronomía guayaquileña, especialmente el bolón, el encebollado y el arroz con menestra y carne, y no duda en bromear: “Si quieren invitar a la reina a comer verde, aquí estoy”.

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Apasionada por el arte, la actuación y el canto, Abby se reconoce sensible y honesta, aunque admite que la impaciencia es un defecto que trabaja a diario. Considera que Guayaquil es una ciudad resiliente y fuerte, que cae y se levanta con más poder, una definición que parece reflejar una parte de sí misma.

Sus redes sociales ya empiezan a estremecerse con muestras de cariño; sin embargo, para ella el centro está en lo esencial: servir. Su misión como reina nace desde el corazón y se proyecta hacia la inclusión social, un territorio que, asegura, aún necesita ser ampliado y atendido.

La noche de su elección no solo marcó un nuevo capítulo para ella, sino también para el certamen: es la primera vez que se escoge una reina de Guayaquil en noviembre.

Y Abby está convencida de que no solo se hará historia por la fecha, sino también por la transformación que quiere impulsar: “Vamos a salir adelante. Vamos a hacer historia no solo por cuándo se eligió a la reina, sino por lo que dejaremos como legado para Guayaquil”. (E)