El salón de Radio Cristal se convirtió hoy en el escenario de una despedida cargada de emociones y recuerdos. Desde aproximadamente las 08:30, llegaron seguidores de la tercera edad y jóvenes que se reunieron para rendir homenaje a la cantante ecuatoriana Fresia Saavedra más conocida como la ‘Señora del pasillo’. Sin embargo, no fue hasta las 11:00 que el féretro con sus restos mortales llegó y fue colocado en el centro del auditorio, debajo de la foto del cantante de pasillos Julio Jaramillo, momento en que el sentimiento de pérdida se hizo aún más palpable.
Las notas de sus canciones resonaban en el teatro ‘Estudio popular Julio Jaramillo’, donde tantos shows había protagonizado. Entre los presentes se encontraba José Jaramillo, de 57 años, quien compartió el estrechó vínculo que su familia tenía con la artista.
“Mi relación con Doña Fresia es de toda la vida por la amistad entre nuestras familias. Mi padre, el cantante Pepe Jaramillo, era uno de sus mejores amigos. Es una pena perderla, porque difícilmente habrá alguien que le calce los zapatos como maestra de tanta juventud. Todos los días hablaba con su hija Hilda, y fue ella quien nos dio la triste noticia a los amigos más cercanos.”
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La carrera de Doña Fresia no sólo impactó a los adultos mayores. También compartió su trayectoria con jóvenes ecuatorianos. Entre ellos Carlos Almeida, de 29 años, recordó cómo acompañó a su maestra durante la pandemia. “Cuando estaba delicada, la acompañaba a comprar sus medicinas. Ella ha dejado un legado a todos los alumnos. Los niños de 12-13 años siempre van a recordar quién era Fresia Saavedra. Mi canción favorita era ‘El pasillo no pretende’.”
Mientras sonaba Acuérdate de mí una de las canciones interpretadas por la ‘Señora del pasillo’ en Radio Cristal, Dylan, de 18 años, observaba el féretro de su profesora y entre lágrimas expresó las experiencias vividas junto a Saavedra. “Ella era muy alegre con los maestros de guitarra. Nos contaba cómo conoció a Julio Jaramillo y otras anécdotas de su familia. La última vez que tuve clases con ella fue hace aproximadamente un año. Me enteré de la noticia por un grupo de la Escuela del Pasillo”, reveló.
Al lado del féretro se encontraba Roberto Arévalo, el bisnieto de la intérprete de ‘El ladrón’ también de 18 años, quien compartió sus recuerdos más íntimos. “Mi bisabuela se quedaba hasta tarde viendo novelas con mi abuela Hilda. Le encantaba el tango, más que todo la música ecuatoriana. Mi canción favorita de ella es ‘Pobrecita mi madre’, porque en el último año se convirtió en una mamá para mí.” manifestó con tristeza.
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Minutos después, hizo su aparición la cantante ecuatoriana Hilda Murillo, hija de doña Fresia Saavedra.
“Todas sus experiencias, todo lo que ella tenía en sí, enseñándole a los nuevos talentos que en un momento serán los nuevos embajadores de nuestra música e identidad. Ese es el legado maravilloso que ella deja de su trabajo y profesión como artista. Nosotros los artistas tenemos como profesión el arte”, mencionó.
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Además manifestó que los restos de su madre serán cremados.
“El cuerpo va a ser cremado y no la voy a sepultar. Por el momento la voy a tener conmigo para que siga siendo mi compañera aún en cenizas, pero el recuerdo estará conmigo”, declaró la cantante con la voz entrecortada.
Luego de una hora, llegó al funeral el cantante ecuatoriano Danilo Parra junto a su hermana, la también artista LaVivi. Ambos se acercaron a Murillo a ofrecerle sus condolencias.
Danilo expresó la magnitud de la pérdida. “Con Fresia nos conocemos de toda la vida. Para nosotros es un referente de constante lucha. La última vez que la vi fue en los premios Sayce de este año. Es una herencia musical muy grande, una voz que no ha vuelto a resurgir. Va a haber un vacío grande”, sostuvo.
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Por su parte LaVivi señaló que ella llegó recientemente de Estados Unidos y todavía estaba en shock. “Antes de viajar, estuve con doña Fresia y doña Hilda en un programa de televisión. No puedo creer que ya no está. Una vez nos fuimos a Quito y terminamos haciendo una pijamada en el hotel porque perdimos el vuelo. Me siento muy apenada por doña Hilda, porque sé el vacío que ahora va a sentir”, acotó.
El velorio de Fresia Saavedra no solo fue una ocasión de luto, sino también de celebración de su vida y legado. Cada testimonio, cada lágrima, formó un mosaico de amor y respeto hacia una mujer que dejó una huella imborrable en la música ecuatoriana y en los corazones de quienes la conocieron. Fresia Saavedra, un ícono eterno, ahora descansa, pero su voz y su legado vivirán para siempre. (I)
