Ante los ojos de la mayoría de los hijos, los padres son superhéroes. Cada uno tiene al mejor, al más fuerte, al más divertido, al más regañón. Aquellos hombres que mientras crecemos miramos desde abajo, como quien mira al cielo, y que a medida que vamos creciendo, observamos con detenimiento para aprender de ellos, desafiar (en épocas de rebeldía), buscar su regazo –en momentos de angustia– y amar son también quienes nos guían desde la infancia, cada uno a su manera, aunque en ocasiones no lo reconozcamos.