Durante un reciente concierto en Berlín (Alemania), el líder de la agrupación Pink Floyd, Roger Waters, escogió lucir un uniforme nazi (incluyendo la banda roja en su brazo) sobre el escenario de la arena Mercedes-Benz, encediendo las críticas en redes sociales y medios de comunicación.

En el show también colgaban sobre él estandartes rojos al estilo del Tercer Reich, pero con la esvástica cambiada por insignias de martillos cruzados, una simbología que recordaba a la organización neonazi ficticia que aparece en su película de 1982. Pink Floyd: The Wall.

Aunque quizás lo más controvertido fue la inclusión de los nombres de Ana Frank, la víctima adolescente judía asesinada durante el Holocausto, y el de Abu Akleh, un periodista de Al Jazeera que recibió un disparo mortal el año pasado mientras cubría una redada de las Fuerzas de Defensa de Israel en un campo de refugiados palestinos.

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No obstante, el rockero de 79 años ha negado tras la polémica ser partidario de una postura antisemitista.

El artista arrancó la actuación con un anuncio (o advertencia) en la pantalla donde se leía: ‘Para el interés público: un tribunal de Frankfurt ha dictaminado que no soy antisemita. Para que quede claro, condeno el antisemitismo sin reservas”.


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