La primera vez que Matilde Cristina Velasco leyó El rincón de los justos estaba el colegio, y ya había una segunda edición. Desde entonces ha leído el libro en más de una ocasión, no solo porque haya sido la obra representativa de su padre Jorge Velasco Mackenzie (1949-2021), sino también porque la define como una obra que “ha calado tan profundo a lo largo” del tiempo. Nunca imaginó que para el aniversario 40 del libro, su reencuentro con la obra iba a ser diferente, romántica y hasta un poco nostálgica.

Jorge Velasco Mackenzie, el escritor que plasmó en sus libros al Guayaquil olvidado

Para la edición conmemorativa con Seix Barral, de Planeta, ella fue la encargada de transcribir la obra completa, es decir pasarla de papel a digital. “Cuando tu levantas el texto estás rescribiéndolo nuevamente y te vas familiarizando con esos pasajes, con el patio de las carretas, con los lugares cotidianos de la novela” cuenta.

Cada que tipeaba un pasaje o línea imaginaba el proceso que su padre podría haber experimentado cuando la concibió. “Reescribir el Rincón (de los Justos) fue como estar allí con el autor”, confiesa.

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Cristina Velasco, hija de Jorge Velasco Mackenzie, custodia parte de la biblioteca personal de su padre. Foto: Jorge Guzmán

El escritor dejó más de 26 libros de su autoría, entre novelas, cuentos, ensayos, y obras dramáticas. “Mi responsabilidad es que ese legado literario que dejó mi padre se difunda para las próximas generaciones... ese es el mejor homenaje que le puedo hacer”, sostiene la también periodista.

A su padre lo describe como un cronista de la ciudad, al que no se le escaba ningún detalle cuando se trataba de observar a su gente, a sus tradiciones, a su Guayaquil. “Le gustaba mucho recorrer la ciudad, él nació en el centro de la ciudad, desde allí él se iba a todos lados caminando”, dice.

Recuerda cuando a los seis años su padre la llevaba de la mano en búsqueda de libros viejos en la Pedro Pablo Gómez, la eterna cachinería. “Cuando íbamos al mercado se pasaba conversando con todo el mundo, parecía que llegaba una celebridad, le gritaban maestro… mientras le despachaban las cosas, los interrogaba, se sabía todas las historias del Mercado Central”, cuenta.

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Su padre siempre decía que “las ciudades no están en las calles, ni en los monumentos, las ciudades están en los ojos de cómo la viven los habitantes”.

De él heredó su amor por la lectura, el primer libro que le sugirió fue El tambor de hojalata, de Günter Grass; y luego le ‘lanzó sin más’ Don Quijote de la Mancha. “A él le gustaba que nosotros usemos las palabras de los libros para que aprendamos su significado, él toda la vida fue una guía de aprendizaje y de lectura”, declara sobre el hombre que dejó una biblioteca personal de casi 800 libros.

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'El rincón de los justos' fue publicada en 1983 y está ambientada en el Guayaquil de los años 70. Foto: Infografía de Walter Melena

El camino de la obra

La reciente y sexta edición se dio gracias a muchos esfuerzos, que originalmente empezaron con un correo electrónico del escritor y crítico de cine Marcelo Báez a Juan David Correa, director editorial de Planeta. Este primer contacto no tuvo una respuesta. Sin embargo, viendo que se acercaba el aniversario 40, el escritor Raúl Vallejo se puso en la misión de tocar algunas puertas a algunas editoriales.

“Busqué algunas con las que tengo algún tipo de relación... y es increíble, una dijo que no publicaba autores contemporáneos fallecidos, otra decía que si la familia pagaba la edición era posible hacerlo, otra decía que no lo hacía porque la novela no era conocida afuera, y una dijo que no había presupuesto”, rememora.

“El camino editorial es un camino complejo, aún para una obra que es un clásico para la literatura ecuatoriana”, acota el hombre que finalmente encontró una respuesta positiva en Planeta. “Dijeron que la novela es muy buena y que había que publicarla”.

'El rincón de los justos' tiene seis ediciones hasta el momento.

Fue así como Vallejo terminó teniendo a su cuidado la edición: revisar que todo esté en orden ortográfica y gramaticalmente. “Habían errores que se venían repitiendo desde la primera edición”, menciona el escritor, quien también se encargó de construir la edición: invitar a Cecilia Ansaldo para la sinopsis, a Alicia Ortega Caicedo para el prefacio, contactar a Jorge Velarde para la portada y a Liliana Miraglia para la foto de la solapa.

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Vallejo considera a El Rincón de los Justos como una novela indispensable en la tradición literaria del Ecuador que permite entender la literatura del siglo XX. También destaca su estilo narrativo y la forma tan cercana de describir a cada uno de sus personajes. “Es una suerte de obra maestra en el arte de narrar”, afirma.

Además, la ve como una novela que se mantiene vigente. “Es un retrato de Guayaquil, de un Guayaquil que ya no está en términos urbanos, pero que sigue estando en términos espirituales...”, dice.

La obra se desarrolla es las calles Matavilela, un barrio ficticio de cinco calles y cuatro cuadras estrechas, que van desde la avenida Machala a la avenida Quito, y de Quito a Pedro Moncayo, siguiendo por Pío Montufar, Seis de Marzo y Santa Elena. La novela recoge algunos espacios del centro de la ciudad, como el Parque Centenario, la Plaza Central, la Plaza Victoria, y el desaparecido cine Lux.

'Matavilela' obra de Lorena Peña y Daniel Chonillo, inspirada en el libro.

Los personajes que habitan en la novela son extraídos de la marginalidad, ellos transitan por varios sentimientos como el amor, el odio, la lujuria y hasta la venganza de muerte. Hablan “otra lengua”, la de guayaco de cepa probablemente, que incluye términos como: jama, patín, chuchumeca, chamba, cana, ruquear, pelotear.

“Se nota en la novela que el autor quiere a sus personajes, que el autor los respeta. El autor habla de su drama amoroso, del drama del hijo abandonado, del drama de la mujer que debe defenderse del acoso, del drama de los que tratan de poner algo de arte en el lugar”, detalla Vallejo.

El rincón de los justos será presentado este martes 27 de junio, a las 17:00, en la Biblioteca de las Artes (Pichincha y Aguirre). La entrada es libre. (I)