A través de editorial Planeta llega Crónicas prodigiosas: relatos para impedir el olvido, libro en que el periodista Jorge Ortiz García nos acerca a la historia universal a través de relatos breves y coloridos, empezando por la antigua Grecia.

“Siempre me ha gustado mucho la lectura, durante muchos años leí ensayo y novela, pero de pronto descubrí la historia como una lectura que aparte de aportar al conocimiento humano, tenía más emoción que una novela; porque eran hechos reales que, sucediendo, habían transformado para bien o para mal a sus sociedades, habían influido en la marcha de sus pueblos”, dice el autor quiteño nacido en 1952.

Así que desde hace algunos años está dedicado a la investigación y a la divulgación histórica, y a armar relatos pequeños que se adapten al lector. “Nuestro sistema educacional ecuatoriano no incita a la lectura; es bueno hacer textos que, siendo interesantes, con rigor histórico, sean entretenidos y agradables”. No es el primer tomo de este tipo, los anteriores han tenido buena acogida, percibe Ortiz.

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'Crónicas prodigiosas' está disponible en Mr. Books y en Amazon (formato Kindle). Foto: Cortesía

Crónicas prodigiosas contiene 64 textos breves, de dos o tres páginas cada uno, que van en sucesión cronológica, pero que pueden leerse de manera independiente. No se centran en una zona geográfica o en una época, pero conservan la armonía. Ortiz concede el mérito a los editores, quienes lo buscaron después de haber visto algunas de sus publicaciones anteriores. “Me preguntaron si tenía otros, y los ordenaron con el sentido de quien sabe su trabajo”.

¿Cuánta distancia hay de escribir periodismo a escribir historia? Ortiz siente que en su libro hay cierta vinculación. “He trabajado en periodismo casi medio siglo. Mucha gente me conoce por la televisión, pero yo empecé en la prensa escrita y nunca la dejé. Tengo la mano ágil para la escritura. Y he tratado de que estos relatos sean como crónicas periodísticas, o sea, amenos, de comprensión rápida”. Con la diferencia de que los hechos que reporta son de hace uno o 25 siglos.

Jorge Ortiz en la presentación de su libro 'Crónicas prodigiosas', en Mr. Books de Quito, en enero de 2025. Fotos: @mrbooksec

Así, empieza por una de las siete maravillas del mundo antiguo, el templo de Artemisa en Éfeso, y la historia de Eróstrato, el incendiario que quiso inmortalizarse destruyéndolo. Continúa con Demóstenes, el apasionado por la oratoria aunque no tenía las cualidades naturales para ello. Dos de los cortos hablan del rápido ascenso de Alejandro de Macedonia y las teorías sobre su muerte prematura.

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La profunda relación entre la historia y el periodismo

“He leído, no sé, cientos de libros de historia, lo sigo haciendo. Y voy encontrando episodios, personajes, circunstancias que no son conocidos y que sí son trascendentes y escribo un pequeño relato sobre esto”, resume, pero pronto su pensamiento vuelve al periodismo.

“Evidentemente, cuando un historiador escribe la historia de un país o de una época, una revolución, un cambio profundo, la consulta al periodismo es básica. El periodista deja la constancia diaria de los hechos de su sociedad; cuando el historiador, años después, quiere entender qué pasó, cómo pasó, por qué pasó, esta es una fuente inevitable”.

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“El periodismo no puede ser simplemente el testimonio de hoy; tiene que tener contextualización, comprensión de las circunstancias que llevaron a un hecho”.

Jorge Ortiz

¿Son oficios complementarios? “Yo creo que debería serlo incluso más, sería muy bueno que todos los periodistas tuviéramos un interés constante por la historia, porque entendiendo la historia entendemos las sociedades actuales, ¿por qué somos como somos?, ¿por qué el Ecuador es como es?, ¿por qué América Latina es como es? O las tensiones geopolíticas internacionales La única manera de entenderlo es conociendo los orígenes, las raíces. Con frecuencia se peca de lo contrario, de agarrar un hecho al vuelo y tratar de interpretarlo, aislándolo de su contexto, y eso no solamente es un periodismo pobre, sino que es un periodismo desinformativo”.

Los libros de historia, recalca Ortiz, existen para que no olvidemos y para que entendamos mejor quiénes somos y por qué estamos en las actuales condiciones. “No es simplemente saber lo que pasó, sino para saber cómo salir de los problemas”.

Sin embargo, queda el asunto de aquel adagio que afirma que la historia está escrita por los vencedores. ¿Verdadero o falso? “Es cierto… casi siempre. Por suerte, hay historiadores que se han dedicado a explorar hasta encontrar el lado oculto, la versión de los perdedores, de manera que la historia se complete; el relato de un episodio es la suma de las versiones de todas las partes”.

En Crónicas prodigiosas encontramos la crecida del Imperio romano, pero también su caída, y luego la de sus vencedores, los godos, a manos de los sarracenos. Hay páginas para las Cruzadas. Y también para Vlad, el Empalador (al que siglos más tarde Bram Stocker convirtió en el protagonista de su Drácula).

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Aquellas partes que la historia no pudo registrar llegan de todas formas en forma de mitología y leyendas, y su encanto persiste hasta ahora. ¿Es solamente por su valor literario o porque nos representa algo más? “Yo diría que por las dos cosas, esos relatos son cautivadores. Pero por otro lado, muchos de esos temas están en la base de la cultura helénica, que fue heredada por la cultura romana, y a través de Roma nos llegó a todo el Occidente ciertos valores, principios, normas. Conocer la historia precristiana ayuda mucho al objetivo de entender cómo se configuraron nuestras sociedades, qué virtudes y defectos la conformaron y cómo afectan nuestra vida diaria”.

No hay un proyecto específico de un nuevo libro, pero Ortiz continúa con sus lecturas, con sus investigaciones y con su curiosidad. “Voy escribiendo textos que, posiblemente, en algún momento, de alguna editorial me dirán: ‘Oye, ¿tienes unos relatos? Imprimámoslos, editémoslos’. Y es posible que salgan. Me siento muy agradecido y afortunado”.

¿Qué hay del periodismo? “Yo diría que ya soy un periodista en servicio pasivo. Tengo unas pocas actividades periodísticas, pero ya no es el oficio atrapante, 24 horas, 7 días que fue para mí durante muchísimos años, tal vez demasiados. Me sigue interesando el país, me siguen doliendo sus problemas, creo que en este momento el Ecuador está en una situación de peligro, que si tomamos una mala decisión la lamentaremos durante muchos años. Pero ya no estoy en la trinchera. Hay toda una generación de periodistas jóvenes que están ingresando, y es bueno que los jóvenes brillantes de esa generación, los educados, los sobrios, los verdaderamente democráticos, vayan tomándonos la posta”. (F)