La escritora y periodista Natalia García Freire dice que hay una potencia nueva al leer a mujeres, una potencia que reconoce ha estado guardada, escondida, y que explota, exponiendo emociones como el miedo, lo íntimo, lo ‘pesadillesco’, el pudor. “Hay muchas pulsiones, emociones y mucha cercanía con el lenguaje que ha estado guardada por mucho tiempo. El hecho que no se haya podido escribir como una quisiera, dedicarse a la escritura como una quisiera durante tantas décadas, ha hecho también que la relación de muchas mujeres y de mucha gente que ha estado en el margen con la escritura sea distinta”, expresa.