Mientras el cielo va desprendiendo sus primeras gotas del año, y la violencia se toma cada vez más al Ecuador, me sumerjo en la salvaje narrativa de la cuencana Natalia García Freire; y arrastrada por un profundo sueño comienzo a evocar todas las imágenes que oníricamente dibuja la autora en su novela Trajiste contigo el viento (TusQuets Editores).

‘Kawsarina’, un viaje por los sonidos ancestrales que la autora Samay Cañamar plasma en su libro de cuentos

Lo extraño, misterioso y fatídico transitan a lo largo de la obra, compuesta de oraciones cortas que son expulsadas, muchas veces, con severidad. Aquí habitan los párrocos que aúllan, las gallinas que ponen huevos negros, los personajes que tienen a Dios en la boca, pero también cometen blasfemia.

La autora introduce al lector en un pueblo ficticio, bautizado como Cocúan; un pueblo andino, condenado al olvido, la miseria y una especie de maldición, cobijada con la sombra de la muerte que apocalípticamente persigue a sus habitantes. Como dato curioso, la autora contó en entrevistas pasadas que el nombre del pueblo se deriva de un somnífero que ella toma para lograr conciliar el sueño.

Publicidad

Un bosque es la quietud de Dios, el lugar donde las flores trepan y caen

Natalia García Freire.

Esta segunda novela de Natalia arranca con el relato de Mildred, una niña llena de llagas en el cuerpo que pierde a su madre y es abandonada por su padre al que espera hasta el final. ‘Pa ya va a venir’. Ante la desdicha de su realidad, se refugia en tres cerdos: Ramón, Eustabio y Lupe, los cuales cuida como a mascotas. Al final lo pierde todo, sus cerdos, su casa, sus tierras, luego de ser desalojada por la misma población y el párroco Santamaría. Mildred se convierte en el corazón del libro.

Nueve voces relatan los sucesos y episodios al borde de la locura que son dibujados en esta obra, conjugada con frases que son como brisas poéticas muy bien logradas. Pero hay una en particular que se queda retumbando en mi memoria, especialmente en los momentos actuales: “Aquellos que viven en temor se volverán salvajes”. ¿Esta frase cabe en un Ecuador sometido por el temor, la violencia y a veces el olvido? Lean a Natalia y permitan ser tocados por el viento de su literatura. (O)