Hace 100 años salía a la luz un libro que probablemente ha recibido todos los señalamientos y elogios al mismo tiempo, desde aburrido, pasando por obsceno hasta maravilloso, según Ernest Hemingway. Se trata Ulises, del escritor irlandés James Joyce.

‘Ulises’, de James Joyce, la contribución más significativa que se ha hecho a la literatura de ficción en el siglo XX, cumple un siglo

Se trata de un libro que narra las vivencias de un día en más de 600 páginas. Es decir las aventuras y desventuras de unos simples habitantes de Dublín en la jornada del 16 de junio de 1904. Leopold Bloom, su esposa Molly y Stephen Dedalus, son algunos de los personajes que integran este libro que irrumpió con el género novelesco de la época; y que su sola publicación estuvo marcada por la polémica.

Sylvia Beach y James Joyce trabajaron en estrategias para publicar 'Ulises'.

Fue censurado por una década en Reino Unido, y trajo una multa para los editores de la revista Little Review, por haber publicado algunos pasajes entre 1918 y 1920; algo que trajo su no publicación en Estados Unidos.

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Todo se debía a su contenido sexual que es bastante explícito, consolidándolo como uno de los primeros autores en hablar de temas eróticos. La revista The Dublin Review dijo que “leer Ulises es un pecado contra el Espíritu Santo, el único pecado sin perdón de Dios”.

Fue Sylvia Beach, propietaria de la editorial y librería Shakespeare & Company, quien sorteó estrategias para hacer posible su publicación el 2 de febrero de 1922, día del cumpleaños 40 del escritor. ”Ulises hará que mi librería sea famosa”, declaró en aquella época Beach.

Marcelo Báez: ‘Ha tenido que lidiar con la injusta etiqueta de “obra difícil”'

Marcelo Báez, escritor y crítico de cine, ha leído el Ulises más de una vez, y en varias ediciones que ha venido adquiriendo desde los 90. Durante la pandemia volvió a sumergirse en las aventuras de Leopold Bloom, esta vez en una edición de audio libro.

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Ulises (1922) de James Joyce (1882-1941) debe ser la novela más mentada y también la menos leída junto a La broma infinita (1996) de David Foster Wallace, En busca del tiempo perdido (1913-1927) de Marcel Proust y Bajo el volcán (1947) de Malcolm Lowry. La obra de Joyce siempre ha tenido que lidiar con la injusta etiqueta de “obra difícil” más el aura de maldita, producto de los dos juicios por obscenidad que tuvo en Estados Unidos, país en el que se impidió por un tiempo su publicación por atentar supuestamente a la moral.

La obra ‘Ulises’, de James Joyce, causa polémica entre escritores y columnistas

En esta época de las redes sociales, donde todos lo saben todo, no faltará quien asegure haberla leído y hasta comprendido, aunque el autor manifestó en una carta al historiador Jacques Benoîst-Méchin: “Si lo revelara todo inmediatamente, perdería mi inmortalidad. He metido en este libro tantos enigmas y rompecabezas que tendrá atareados a los profesores durante siglos discutiendo sobre lo quise decir, y ese es el único modo de asegurarse la inmortalidad”.

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¿Qué esperar cuando uno se enfrenta a Ulises por vez primera vez? Juegos de palabras, paranomasias, intertextualidades al granel, cadenas de asociaciones lingüísticas, neologismos, fragmentos de canciones irlandesas y óperas, flujo de conciencia, prosa musical, procacidades, citas en latín y otros idiomas, bromas privadas, refranes… Leerla en español es consumir una mera aproximación de ese genio innovador que fue Joyce. El no leerla en su lengua original implica la imposibilidad de no llegar a admirar toda la dimensión del aporte de Joyce a la literatura.

Tan sólo un ejemplo tomado del capítulo 7 que por su diagramación parece una yuxtaposición de microficciones. El irlandés escribe “RHYMES AND REASONS. Mouth, south. Is the mouth south someway? Or the south a mouth? Must be some”. Salas Subirat traduce así: “RIMAS Y RAZONES. Boca, toca. ¿Es en alguna forma boca en toca? ¿O la toca una boca? Debe de haber algo”. José María Valverde apuesta por la siguiente traslación: “RIMAS Y RAZONES. Boca, roca. ¿Es la boca una roca de alguna manera? ¿O la roca una boca? Debe de haber algo”. Tortosa y Venegas difieren: “RIMAS Y RAZONES RAZONADAS Boca, soca. ¿Es la boca algo soca? ¿O la soca una boca? Algo debe haber”. Todas son versiones, reversiones, “traiciones” permitidas por esa disciplina en constante mutación que es la traducción.

Se recomienda leer primero Retrato del artista adolescente y Dublineses como antesala de una historia que tiene como marco de acción la Odisea (la lectura previa de Homero debería ser obligatoria). Una estrategia de lectura podría ser el formato de audio libro para poder degustar ya sea el original en inglés o su aproximación en español de Salas Subirat. Hay que tomar en cuenta que Joyce es del tipo de novelistas que escribe con el oído; poeta y melómano, el irlandés hace de la lengua la gran protagonista de la novela.

Algunas ediciones de 'Ulises'. Foto tomada del perfil de Marcelo Báez.

Se aprende mucho leyendo prólogos o extensos estudios introductorios. Por esta razón es recomendable la edición de Cátedra que rebasa el centenar de folios y cada página viene anotada por los traductores. En la edición de Lumen está el invalorable mapa de lectura hecho por el mismo autor, confiado a un amigo italiano, pero difundido para uso del lector semilego.

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La traducción como disciplina ha venido evolucionando a pasos agigantados en los últimos tiempos. Cada vez aparecen más traducciones de escritores canónicos en diversos idiomas. Y cada traducción es bienvenida porque sirve para dar una nueva luz sobre el texto original. Por ejemplo, la última traducción de Kafka se titula La transformación enterrando el ovidiano La metamorfosis. Esto significa que cualquier traducción sirve, siempre y cuando, el lector la vea como una guía, como una brújula, con la condición de sombra que se acerca al original, sombra útil en la que cualquier persona medianamente culta debería zambullirse. “Sólo lo difícil es estimulante; sólo la resistencia que nos reta es capaz de enarcar, suscitar y mantener nuestra potencia de conocimiento”, decía José Lezama Lima. No hay lectura difícil, sólo lectores fáciles de vencer.

Siomara España: ‘Joyce parodia al ser humano’

Siomara España, poeta y docente universitaria, define a Ulises como “un libro tremendo”. A pesar de que lo intentó leer varias veces en su época adolescente y estudiantil, lo retomó y leyó definitivamente cuando hacía su maestría. Ahora es parte de su ejercicio como maestra. “He estudiado la obra en mis clases de literatura”, cuenta.

Cuando en el 2015 empecé su lectura de manera seria, establecí relaciones entre la Odisea y su personaje Odiseo o Ulises de Homero y el personaje de Ulises de Joyce. Más allá de las dificultades técnicas que habla la crítica, todos estos recursos que también me atraparon como el tema de la musicalidad dentro de la obra de Joyce, que muchos consideran un punto importante dentro de la propia narración. Este elemento que transita por toda la obra del irlandés, en cada uno de sus capítulos, adquieren tonos de diferente musicalidad, muchos han dicho que se debe leer como una partitura.

Además me interesó mucho el tema de las relaciones intertextuales y semióticas que se pueden ver dentro del Ulises, de Joyce y la Odisea, de Homero. Estas representaciones de sistemas, o la novela presentada como un gran sistema literario vivo -donde están presentes de manera literal a veces, y velada en otras ocasiones-, todos estos músculos, nervios, fluidos, el útero, la sangre y toda la locomoción de los seres humanos, sus órganos genitales, etc. Todo está dentro de la novela, como vocablos, frases, donde se van ordenando estas relaciones con el cuerpo.

Por otro lado esta relación directa con estas tres grandes unidades de la Odisea, eso que nos enseña la telemaquía que también está relacionada con la primera parte de Ulises, donde habla de su juventud pero también en relación con el hijo de Odiseo, Telémaco. Luego este periplo del personaje principal, Leopold Bloom por las calles de Dublín, que lógicamente tiene esa referencia directa con esas narraciones de aventuras de Odiseo.

Cada año, los 16 de junio, se celebra en Dublín el Bloomsday. Varias personas se disfrazan como los personajes de 'Ulises'.

Por último, esta parte después de que Leopold se cansa de estas aventuras que tiene en un solo día, regresa a casa; tal como el regreso y la famosa venganza de la obra homérica. Me parece genial como en una época distinta y de una forma tan diferente, en unos contextos sociales, humanos, tan diversos, haber emparentado estas relaciones también desde lo psicológico, ¿Cómo pudo la genialidad de un hombre como Joyce hacer esto?.

Hay algo que quiero comentar, y que es tan bello de imitar, porque un personaje como Leopold Bloom pasa a la historia como un personaje vivo en el llamado el Bloomsday, una celebración que se hace todos los 16 de junio en Dublín. Me parece hermoso que se rinda homenaje, que se celebre con la comida que hay en la novela, la gente en la calle se viste como los personajes de la novela, es algo fabuloso. Es valorar a un escritor, a alguien que da literatura, que da arte y que es una de las celebraciones literarias más viejas en el mundo. Y el 16 de junio también es la fecha en que Leopold Bloom sale a vivir estas aventuras o desventuras por las calles de Dublín.

Ulises es la obra más grande, más importante, es una obra muy compleja de leer, pero no exenta de toda la belleza que tiene una de las obras más importantes del mundo. Yo creo que el Ulises de Joyce se puede comparar con la grandeza de Shakespeare, igual que la grandeza de Cervantes en su Quijote. Pero sobretodo, lo que James Joyce hace aquí es parodiar al ser humano con todas sus cotidianidades, sus desventuras y aventuras, y a los seres humanos en todo su contexto histórico, político y social.

Clara Medina: ‘Me he mantenido respetuosamente alejada de ese texto’

Desde su publicación, la obra de Joyce ha estado empañada de una publicidad no tan a su favor. Virginia Woolf confesó en sus diarios que ningún libro le había aburrido jamás tanto como Ulises. “Es el esfuerzo de un estudiante nauseabundo reventándose los granos”, atacó la autora de Una habitación propia, quien solo logró leer las 200 primeras páginas y rechazó publicarlo en su editorial Hogarth Press.

“¡Dios mío, qué burda «olla pútrida» es James Joyce!”, expresó, por su lado, D. H. Lawrence. Mientras que su compatriota Bernard Shaw lo tachó como un “registro repugnante de una fase asquerosa de la civilización”. De hecho su propia esposa, Nora Barnacle, le preguntó por qué no escribió un libro que a la gente le guste.

Opiniones como estas y otras han alejado a algunos a leer esta obra de más de 600 páginas, tal como ha sucedido con la periodista y gestora cultural Clara Medina.

Hay libros sobre los que se cierne una especie de mito. Uno de esos libros es el Ulises, de Joyce, para algunos críticos la mejor novela del siglo XX. Se dice de ella que es innovadora, desafiante y difícil de leer. Que es compleja en forma y fondo. He leído y escuchado tanto al respecto. Y esos comentarios, lejos de motivarme, hicieron que me mantuviera respetuosamente alejada de ese texto.

Foto: El Universo

¿Cuánto realmente se ha leído esta novela? ¿Cómo la han leído? ¿Por qué se debe leer? Todas estas preguntas me las he planteado ahora, justo en el año que se cumple el primer centenario de su publicación y que en varios lugares del mundo se preparan homenajes, a la par que la prensa internacional, especialmente, se ha volcado a publicar artículos del talante: “Claves para leer el Ulises y no fracasar en el intento”, “Cómo leer el Ulises en español”, etcétera.

Los aniversarios de natalicio o de muerte de un escritor o de la publicación de un libro, sirven como coyuntura o contexto para volver a los autores y a las obras. De manera que ahora, con más años, con más experiencia lectora, quizá, se me ha generado una auténtica curiosidad por el Ulises y lo estoy poniendo entre mis prioridades lectoras. En este 2022 quiero embarcarme en la experiencia de leerlo. Me adentraré en sus páginas y en su contenido. ¿Quién más se anota?