Dicen que uno no deja de aprender nunca y en el caso del cantautor Sergio Sacoto, se nota y lo siente cuando reinterpreta los éxitos que han posicionado su carrera de más de 30 años. “¡Mi voz ha cambiado muchísimo!”, dice el músico que recientemente celebró el lanzamiento de una nueva versión de Las cosas se olvidan, uno de sus hits en Cruks en Karnak.
Pero también hay mucho que aprender de la música ecuatoriana, sobre su industria, sus momentos y sobre todo de aquello que solo tiene el condimento del sonido ecuatoriano. Por eso, el compositor ha preparado un concierto denominado Sabor Ecuatoriano, un show en el renovado Teatro San Gabriel, cuyo repertorio incluye, dice Sacoto, canciones hermosas que rebosan ecuatorianidad, como El aguacate, Despedida, Pesares, y otras más modernas, como Cuando pienses en mí de Napolitano, Para que no me olvides de Juan Fernando Velasco, Penas de Aladino. “Y un montón de canciones más, muy bacanas de cantar y tocar en el entorno de un teatro”. La cita es este sábado 27 de agosto a las 20:30.
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De esto y mucho más conversó el cantante argentino-ecuatoriano durante una entrevista con este medio.
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- ¿De qué se trata este show Sabor ecuatoriano?
En pandemia hicimos algunos shows virtuales y eso nos dio el chance de experimentar, probar temas en nuevos estilos, locaciones... Nos planteamos hacer un show de música ecuatoriana y lo llamamos Sabor ecuatoriano, lo hicimos (la transmisión) en un centro comercial de Quito, que incluyó rockola, boleros, pasillos, valses, canciones que tienen este condimento de la ecuatorianidad.
Cuando escuchamos la grabación del show, nos sonó tan lindo que decidimos hacer un disco en vivo con este material, que también subimos a YouTube.
Hace poco la gente del Teatro San Gabriel acá en Quito nos propuso hacer esto en vivo. Así que montamos todo, más otras canciones, en un formato totalmente acústico, con piano, porque tienen en el teatro un piano de media cola, además trabajo de guitarra, requinto, batería y cajón.
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- Recientemente has relanzado el tema Las cosas se olvidan, un hit de Cruks en Karnak. Desde hace un tiempo vienes retomando tus éxitos y otros clásicos. ¿Puedes recordarnos cómo surgió esta idea?
Al momento estoy trabajando en un álbum que se llama Uno vuelve, volumen uno, en el que estoy reversionando los temas más queridos por la gente y los más apreciados por mí de la época de Cruks en Karnak. De hecho, ya saqué dos, Las cosas olvidan y Ándate a Cancún.
La idea es poder traer estas canciones a este momento y a esta forma que tengo de hacer y percibir la música ahora y darle también a las nuevas generaciones el chance de escucharlas.
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- ¿Cómo ha sido para ti rencontrarse con tus canciones de hace décadas, es como rencontrarse con un viejo amigo o un viejo amor?
Soy un tipo extremadamente crítico conmigo mismo. Entonces me encuentro con los defectos en la ejecución vocal, en el arreglo, máster... Me parece que estuviera cantando una caricatura de lo que soy ahora.
Siento que he educado muchísimo mi voz, porque la voz se educa y evoluciona. Y estos años han rendido fruto, he podido ampliar mi rango, he mejorado mis graves, en sí mi forma de afrontar una canción. Entonces cuando escucho de nuevo estas canciones digo ‘chuta, de verdad que tenía serias complicaciones’ (risas).
Pero lo bueno es que puedo rencontrarme con la chispa de la canción. Aunque he cambiado bastante las canciones, conservan su carácter. Y eso me ha hecho demorar muchísimo la producción del disco, ya voy tres años en esto. Solo la última canción, Las cosas se olvidan, tiene diez versiones diferentes. Cuando llegamos a su versión de piano, como pop acústico, nos quedamos con ella, porque destacaba la nostalgia y esa era su fuerza. Incluso el nuevo video de ese tema (dirigido por Pablo Vázquez) es la primera vez que siento que termina de transmitir la historia de hacerte sentir la nostalgia, porque se solidificó la idea entre lo visual y lo acústico.
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- Revisando tus propias canciones, ¿Qué ha sido primero para ti, la música o la letra?
Generalmente es la música, la melodía. Siempre tengo ciertas melodías con ciertas palabras, generalmente compongo así. También me pasa a veces que puedo soñar una canción, como en el caso de Moriste, que es un tema muy querido por la gente. Me desperté con la canción muy parecida como quedó al final y solamente me tocó rellenar los huecos, porque me faltaba la letra. No tengo exactamente un procedimiento a seguir, pero las canciones se van manifestando de alguna forma van saliendo y simplemente las dejo fluir.
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- Y con una carrera tan larga como la tuya, ¿Cómo crees que ha cambiado la industria musical en Ecuador?
Cuando empecé no existía más que la música tropical, no había pop. Creo que todos los que nos apropiamos del pop éramos rockeros frustrados, pero no nos da vergüenza admitirlo, como Tranzas, Tercer Mundo, Verdes 70...
Desde esa época ha habido muchos cambios. Siento que estamos en un momento medio extraño en la industria musical ecuatoriana. Hay unas propuestas increíbles independientes, o lo que se llama independiente, porque todos somos independientes, ninguno tenemos sello. Están generando mucha atención, pero a su vez no hay una cabeza clara, como en su momento fue Juan Fernando en la música pop en Ecuador.
Por eso creo que estamos en uno de esos momentos de crecimiento, como la adolescencia. Es decir, un momento de deformidad ante el crecimiento...
En todo caso se está tocando mucho y la gente está respondiendo a los conciertos. Ha habido un renacimiento muy interesante de los shows de pop ecuatoriano. Pero creo que falta cierto nivel de comunión entre los medios masivos, que difunden la música, y los artistas.
- Hablando de difusión, ¿Cómo valoras que tu música llegue a las nuevas generaciones?
Tengo la fortuna de tener gente de diversas edades en los shows, desde abuelos, hijos y nietos. Eso es una maravilla, para mí eso significa que he trascendido. Y también es una cosa muy curiosa. Hace poco una persona me preguntaba ‘por qué crees que tus temas más escuchados son Al borde y Dejarte ir’. Al borde es una de mis primeras baladas Dejarte ir es de mi último álbum de estudio. No hay una clara tendencia, la gente está escuchando desde la primera hasta la última y todo en la mitad.
- En redes sociales se comentó mucho de que eras uno de los artistas favoritos para cantar en el Mundial de Qatar 2022. ¿Qué nos puedes comentar sobre eso?
Me llamaron y me hicieron la invitación. Me pareció interesante. Dije que necesitaba más información y sigo esperando, la verdad, no tengo nada al momento más que decir sobre eso.
- ¿Y te gustaría hacerlo?
Obviamente me pareció superchévere y me gustaría hacerlo. Pero depende mucho de los factores alrededor, porque no estoy como para vender mi carro para irme a tocar allá (risas).
*Las entradas al show Sabor ecuatoriano se pueden adquirir directamente en la boletería del teatro San Gabriel de Quito y en su sitio web teatrosangabriel.com. Precios: $ 30 (butaca frontal); $ 20 (butaca posterior) y $ 40 (palco vip, es mesa e incluye una botella de vino por pareja).
