El comediante venezolano George Harris llega hoy al Centro de Convenciones Simón Bolívar de Guayaquil para traer su sexto espectáculo, titulado El pueblo de uno, en el que ensarta la cultura latinoamericana desde lo que estos países tienen en común.

Es parte de una gira sudamericana que irá de nuestra ciudad a Lima, Montevideo y Buenos Aires, y de ahí a Madrid, Roma, Londres, Orlando, Guatemala y Puerto Rico.

Una de sus actuaciones de este año, en Chile, llamó la atención aunque no llegó a concretarse: el artista estuvo en el escenario del Festival Internacional de Viña del Mar 2025, pero su número no llegó a desarrollarse por la reacción de parte de la concurrencia.

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“Yo nunca debí aceptar esa invitación”, dijo Harris en entrevista con este Diario, “porque nosotros en este momento, por ser venezolanos, tenemos como una marca en varios países latinoamericanos, y uno de ellos es Chile”.

Aunque no rehúsa hablar del tema, insiste en que ha tomado la decisión de continuar y no guardar rencor. “No busco culpables, no busco quién fue el que detonó la situación. Yo sé que no fue algo normal, no fue algo espontáneo. Te puedo hablar desde mi lugar: mi participación en Viña del Mar siempre ha sido algo querido, he admirado toda mi vida ese festival, me parecía que era una gran plataforma para todos los artistas, y por supuesto, para mí significaba algo muy importante, representar a mi gentilicio, que son los venezolanos, y los hispanos en general, porque siento que todos somos uno”.

La rutina estaba aprobada por la organización del festival, y era “un show bonito de integración, de empatía, donde realmente nos sintiéramos unidos en la risa, en el humor, porque tenemos muchas cosas que nos asemejan”, asegura.

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Explica que recibió amenazas antes de la fecha, y que eso debió darle una señal para no asistir. “Ya teníamos la marca: ‘Si vienes, no te vamos a dejar hacer el show’. Y efectivamente, la gente que planificó esta situación lo logró. Yo me subí al escenario y nunca se pudo desarrollar nada, porque el ruido, que quizás el público televidente no oyó, era ensordecedor; no porque no gustase, sino por un tema de sabotaje".

“Si a mí me hubiese ido mal, yo lo hubiese aceptado sin ningún problema, porque tampoco uno es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo. Pero entendí la naturaleza de lo que estaba ocurriendo y lamentablemente no se logró hacer la rutina que con tantísimo cariño llevábamos, una hora y media fantástica para que la gente se riera y para que limáramos asperezas entre el pueblo venezolano que hace vida en Chile”.

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Está consciente de que el tránsito de sus compatriotas en cualquier país latinoamericano es alto. “La vía de escape del país han sido, por supuesto, todos nuestros hermanos. Hay 2 millones de venezolanos en Colombia, 1 millón de venezolanos en Perú, nos hemos repartido buscando, obviamente, estabilidad, que creo que es lo que busca el venezolano de a pie. Un lugar donde establecerse y trabajar. Que se han cometido errores, estoy seguro de ello, no lo niego ni un segundo. De los países se va lo bueno y también lo malo. Los doctores, los físicos, los matemáticos, los que saben idiomas, los actores y también lo malo emigra, y eso también ha hecho daño a nuestro nombre y a nuestro país”.

Así que da el tema de Viña por superado, aunque fuera doloroso en su momento. “Es un país al que he querido mucho, porque cómo no querernos a nosotros mismos. Al final somos familia y es una tontería odiar a un hermano y vecino".

Establecido en Miami, ha continuado con su agenda. “No hay resentimiento, seguimos adelante y lo interesante es que la gente se ría, que goce, que disfrute y se reconecte con el buen humor y no recordar lo malo”. (E)