La presencia de aves en los alrededores del aeropuerto de Guayaquil no es nueva. Las islas e islotes en las inmediaciones de la terminal aérea atraen a colonias de aves que se posan por ciertas horas o temporadas.

Pero lo inquietante es que, en los últimos años, esas colonias y bandadas que merodean la terminal parecen haber aumentado, lo que supone un riesgo para operaciones aéreas.

La aerolínea Equair alertó sobre impactos que han tenido sus aviones con aves en esa zona del aeropuerto. Días atrás, incluso trascendió un oficio que esta compañía trasladó a la Dirección de Aviación Civil para reportar los incidentes aviarios y, a la vez, mostrar su preocupación por las acciones que no se estarían realizando para reducir estos riesgos.

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¿Qué dice la concesionaria del aeropuerto de Guayaquil sobre impactos de aves contra aviones?

Pilotos consultados por este Diario refieren que sí hay un escenario inquietante, pues perciben que hay colonias de aves, como patos silbadores, que se ven con más frecuencia en estos islotes, como Palmar y Mocolí.

Tagsa, la concesionaria que maneja la terminal aérea porteña, ha referido que ejecuta acciones dentro de un programa de control de riesgos de peligro aviario y otra fauna, pero ha especificado que no tiene ninguna competencia o autoridad para tomar acciones de control de aves fuera de los linderos del aeropuerto y que, por tanto, no les corresponde hacerlo.

Según la concesionaria, eso corresponde a la gestión del Comité Nacional de Control Aviario, que debe estar controlado por las autoridades competentes.

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Tras la queja de Equair, Tagsa ha indicado que desde hace catorce años trabaja con un equipo para control de peligro aviario.

Mónica Chévez, jefe de Seguridad Industrial, señaló que han realizado un inventario de las especies que se encuentran en el aeropuerto y que se actualiza cada año, tras monitoreos y recolección de datos.

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Según los datos, se ha detectado la presencia del cernícalo americano, garcela bueyera, pato silbador, lechuza campanaria, entre otras especies.

La Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil (AAG), ente municipal que supervisa la concesión, indicó que el asunto de los controles del riesgo aviario fuera de la zona de la terminal no es competencia de la empresa que maneja el aeropuerto.

Alertan sobre impactos de aves en aviones que operan en Guayaquil

Nicolás Romero, gerente de la AAG, recordó que en el 2010, cuando ya se advertía de estos riesgos por la presencia de aves en los alrededores de la terminal, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y del Ambiente se comprometieron a ejecutar acciones que, hasta ahora, no se han llevado a cabo completamente.

Las bandadas de aves que se posan en islas e islotes constituyen un riesgo para la aviación. Cortesía Foto: El Universo

Ya para esos años se hablaba de la contratación de especialistas para el control aviario, la eliminación de sitios para la alimentación de aves mediante el movimiento de tierra e instalación de redes, la supresión de condiciones para su reproducción, el permanente control y motinoreo y la formalización del Comité Nacional de Control Aviario.

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Romero aseguró que muchas de estas cosas no se han cumplido para reducir los impactos de aves con las aeronaves. Según él, ese comité, por ejemplo, no se ha concretado.

“La responsabilidad de Tagsa, de la AAG, del Municipio, de prevenir impactos con fauna, es solo dentro de las instalaciones del aeropuerto, porque ni el Municipio ni la AAG ni Tagsa pueden controlar un animal que está volando fuera del área del aeropuerto”, indicó Romero, quien remarcó que el problema ocurre fuera del aeropuerto.

El funcionario explicó que el problema se origina especialmente en la zona de los ríos Daule y Babahoyo, que está azolvado, y donde hay concentraciones de aves, como patos.

Romero indicó que el caso que se está dando, con una sobrepoblación de estas aves en esas zonas, también está ligado a que no se los puede cazar, por las protecciones animales que hay en las leyes ecuatorianas.

Según el vocero de la AAG, Tagsa está ejecutando su parte dentro de los límites que le corresponden, con acciones para bajar los riesgos por la presencia de aves.

Tagsa, según Romero, ha importado un vehículo con grabaciones especiales para ahuyentar aves; además, se corta el césped, se fumiga, se usan rayos láser y cañones para espantar las aves.

“Con esas medidas se ha minimizado el problema dentro del aeropuerto. Hay impactos que se han dado en la pista, pero esos impactos no causan tanto peligro porque el avión está en tierra”, señaló.

Romero insiste en que las autoridades del Gobierno deben tomar medidas, como en otros aeropuertos del mundo. Dijo que en Nueva York, desde el 2009, se han sacrificado 70.000 aves para evitar riesgos a los aviones y la vida de los pasajeros. (I)