Hace pocos días, la Policía Nacional capturó a tres sujetos implicados en el delito de robo a personas, en el norte de Guayaquil. Los individuos se movilizaban en un taxi y asaltaban a ciudadanos en zonas como Alborada y Sauces.

A pesar de la intervención policial en Guayaquil para detener la ola de crímenes que sacude a la urbe, los ciudadanos lamentan que existen zonas con nula presencia de los uniformados para el combate de otros delitos.

El pasado martes, una mujer de 23 años sufrió un robo mientras esperaba por un bus de servicio urbano, en la avenida Antonio Parra Velasco, a la altura de Sauces 2. Eran las 13:00 cuando un sujeto forcejeó con ella y le sustrajo el celular. Enseguida, el delincuente huyó hacia la calle principal de la manzana 103, mientras varias personas que observaron el hecho comenzaron a gritar.

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Varios metros más adelante, el delincuente, que vestía camisa celeste con mangas largas y gorra, fue interceptado por un joven que se movilizaba en una motocicleta, quien lo detuvo y lo entregó a otros ciudadanos.

Ellos lo retuvieron y la víctima recuperó su teléfono. No obstante, pese a los constantes llamados de vecinos, un patrullero llegó al sitio luego de 40 minutos.

Luego de un interrogatorio y requisa, trasladaron al sospechoso hacia una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) junto a la joven para que entablara la denuncia por el delito que sufrió.

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Jaime González, comerciante de la zona, manifestó que la acción policial es tardía frente a robos que se han registrado sobre todo en las paradas de buses a lo largo de la avenida Antonio Parra Velasco.

“Por la zona de los buses a Durán (a pocos metros de la calle Agustín Freire) hay arranchadores; igual van también (hombres) en motos dando vueltas, buscando, analizando a quién robar. Allá al frente, en Brisas (del Río), está la UPC, pero ya ve que se demoran en venir”, manifestó el ciudadano, uno de los que observaron el robo a la mujer aquella tarde.

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Un problema similar se evidencia en el cuadrante entre las calles El Oro, Bolivia, Carchi y Tulcán, situado en la parroquia García Moreno, en el suroeste.

Moradores de este sector manifestaron que los robos se han incrementado desde hace unos tres meses. Dijeron que, en su mayoría, estos delitos son cometidos por personas que se movilizan en motos.

Wilson N., morador de ese sector, comentó que hace dos semanas un sujeto ingresó a su vivienda por la parte alta de la puerta principal, que tiene un espacio de unos tres metros.

“El sábado en la noche yo salí a eso de las ocho y media para coger aire, me quedé afuera unos cinco minutos y vi que al lado, en el portal de mi vecino, estaba una persona muy sospechosa. Le pregunté si buscaba a alguien, me dijo que a mi vecino, pero se fue rápido. Luego en la mañana me di cuenta de que habían forzado la puerta interior de mi casa y se llevaron herramientas que tenía en el portal”, narró el ciudadano.

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Dijo sentirse desprotegido y lamentó que en esa zona, durante años, no se evidencia la presencia constante de uniformados que hagan recorridos.

“Cada dos o tres meses se dañan luminarias, se roban los focos. En las noches es muy oscura la zona, y así ha sido por años. No hay un trabajo entre los barrios y la Policía”, expuso Cecilia Moncada, moradora del sector.

En zonas como Mucho Lote 1 y Los Vergeles hay quejas ciudadanas por los constantes robos a personas y locales. Moradores claman por una intervención integral en estas ciudadelas del norte porteño, para que las unidades policiales combatan delitos como el microtráfico, que tiene en vilo a los vecinos. (I)