Como buen amante del cine de terror y ficción, la llegada a las carteleras de la ciudad de películas como La monja y El depredador entusiasmó mucho al autor de estas líneas. Lastimosamente, ese entusiasmo se desvaneció pronto al comprobar que la calidad de las cintas deja mucho que desear.

Empecemos por la más aceptable de las dos, El depredador. La producción original de 1987 y protagonizada por Arnold Schwarzenegger se ha convertido en un referente del cine de ficción-terror gracias al ambiente opresivo de la selva en la que se desarrolla. Además, la sorpresa de ver al monstruo por primera vez es una sensación realmente aterradora. Desafortunadamente, nada de eso está presente en esta nueva entrega.

La última reciente versión de El depredador pasa mucho tiempo desarrollando su acción en la ciudad antes de finalmente mudar su relato a un bosque cercano, pero cuando esto sucede, ya es muy tarde. Ojo, la película es entretenida, una popcorn movie digna, pero no es lo que se espera de una cinta de Depredador. Falta ese ambiente de la cinta original, en realidad, aunque aquí conocemos a un alienígena más grande y más aterrador que el original, nunca llegamos a sentir los escalofríos que sentimos con el original. Peor cuando aparecen los “perros depredadores”, criaturas espeluznantes, hasta que se comportan como cualquier perro terrestre y van atrás de una pelota cuando se la lanzan.

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Gran parte del problema por el que no logramos sentir esa angustia de la cinta original son los escapes cómicos tan presentes en las cintas de acción actuales, pero que aquí salen sobrando. Uno de estos comic reliefs lo dan personajes como el interpretado por el actor de origen ecuatoriano Augusto Aguilera, que da vida a Nettles, un soldado con estrés postraumático (al igual que todos los que conforman el escuadrón caza depredadores). Se extraña un personaje que se tome en serio la misión de atrapar al Depredador como lo hacía Schwarzenegger.

En todo caso, insisto, si se ve la película sin más pretensiones que las de pasar un buen rato, Depredador llega a cumplir su cometido, lo que no ocurre para nada con La monja. Esta nueva entrega de la serie de El conjuro tenía un tráiler muy prometedor, de esos que hacen que la gente se cuestione un par de veces antes de ver la película.

Lamentablemente, el tráiler promete más de lo que la película realmente ofrece. Una historia lenta, confusa, con palabras y explicaciones más que sustos. Aunque empieza bien, con el suicidio de una monja en situaciones extrañas, la historia va perdiendo fuerza cuando los protagonistas comienzan a investigar este suceso.

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La cinta tiene todos los elementos para hacernos asustar, un antiguo monasterio, un demonio acechando sus instalaciones, oscuridad, sombras, figuras monstruosas. Pero lamentablemente, cuando todo se une, no logra su cometido, y a la mitad de la cinta lo único que deseamos es que el demonio gane para que de una vez termine con todos los personajes de la película y esta tortura se acabe.

Por ahora, no queda más que esperar la nueva entrega de Halloween. Ojalá Michael Myers logre hacernos sobresaltar como lo estamos deseando. (O)

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ojosecosec@gmail.com