Hoy en día, una de las principales razones que muchas parejas plantean como motivo para terminar con su matrimonio es que “yo tengo derecho a ser feliz”. Y con esa disculpa desertan a su familia, dejan a sus hijos sin la presencia cotidiana de su papá y su mamá y a su pareja sin el apoyo que necesitan para atender el hogar y formar a los niños.