El carbono azul es aquel que secuestran las especies marinas. ¿Secuestran? Precisamente, porque el objetivo es que se quede allí, guardado y quieto por muchos años, porque ya tenemos demasiado carbono, como dióxido de carbono, en la atmósfera, causando cambio climático. En 2019 provocó al menos 7 millones de desplazados y de las temperaturas más altas registradas en la historia humana.

El carbono azul es aquel que secuestran las especies marinas. ¿Secuestran? Precisamente, porque el objetivo es que se quede allí, guardado y quieto por muchos años (...)".

Existen varias maneras de atenuar este proceso, y debimos empezar ayer. Una opción magnífica, especialmente para nuestro país, es el carbono azul. Los manglares recogen el dióxido de carbono del agua, gran parte del cual procede de la atmósfera, almacenándolo en los sedimentos oceánicos, y por hasta miles de años.

Este secuestro de carbono es mucho más eficiente en sistemas marinos que terrestres, hasta en cinco veces.

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La Estación Charles Darwin, Dirección del Parque Nacional, Instituto de Oceanografía de Scripps y la Universidad de Wisconsin realizaron un estudio para revelar los beneficios de los manglares de Galápagos. Se encontró, por ejemplo, que en el 2015 almacenaron en su suelo el equivalente al 15 % de las emisiones de carbono de todo el Ecuador en el 2016, y eso que el manglar de Galápagos representa apenas el 3 % de la superficie de manglares del país.

Este secuestro de carbono es mucho más eficiente en sistemas marinos que terrestres, hasta en cinco veces".

El equipo calculó las ganancias potenciales por captura de carbono, usando el precio promedio de crédito de carbono en los mercados de América Latina ($13,93 por tonelada en 2017), llegando a sumar $10,8 millones.

Utilizando la técnica del costo social del carbono, es decir, cuánto se gana socialmente al no dejar que se libere a la atmósfera ($132 por tonelada en 2017), el total fue $102 millones.

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También se calculó el valor del manglar para las pesquerías artesanales, basado en las especies que se refugian entre sus raíces. Se consideraron embarques totales por año, precios de mercado y se sustrajeron costos. Se estimó que la pesca blanca recibe $900 000 netos por el hábitat de manglar en Galápagos.

Se valuó la contribución del manglar para la industria de turismo; 47 % de los sitios de visita está basado en los manglares, por los que el sector turístico recibe más de $62 millones en ganancias.

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Si los manglares de Galápagos guardan esta cantidad de carbono y representan tantos beneficios, ¿cuanto secuestrará el golfo de Guayaquil que posee el 67 % de los manglares del Ecuador?

Cuando estos ecosistemas se degradan o destruyen, revierten a la atmósfera todo ese carbono que secuestraron por siglos, por tanto, su deforestación es más peligrosa incluso que la de la Amazonía.

Los manglares además dan el servicio de proteger la calidad del agua y a las poblaciones humanas de tormentas y tsunamis.

El carbono azul puede ser una puerta para acceder a fondos internacionales, desarrollar las comunidades costeras que tienden a ser invisibilizadas, acceder a financiamientos.

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Los manglares además dan el servicio de proteger la calidad del agua y a las poblaciones humanas de tormentas y tsunamis".

Sucumbamos por fin a la magia del manglar, el de nuestras poblaciones ancestrales de la costa, el que es guardería de especies de Galápagos. Es la manera más eficiente de mitigar el cambio climático y además proteger al ser humano, que la mayoría vive en zonas costeras. Aún tenemos manglar en Ecuador, aunque hayamos perdido el 27 % de la cobertura de manglar desde 1969.

Debemos protegerlo, seguir sembrando y estudiar las maneras de obtener réditos internacionales por la producción de nuestro carbono azul. Crear un mercado de compensación del carbono y que las empresas (las de turismo en Galápagos, o las camaroneras en el continente, por ejemplo) mitiguen sus emisiones invirtiendo en la protección del manglar. (O)